CENTRO DE ESPIRITUALIDAD CARMELITANO-BIBLICO “LA FONTE” (o.c.d.) |
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TALLER LECTURA DEL LIBRO VIDA DE SANTA TERESA DE JESÚS LIBRO VIDA CAPITULO 11 AL 21 LOS CUATRO GRADOS DE ORACION Profesor guía: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
PROEMIO Aquí está mi vida, aquí está mi honra y mi voluntad; todo
os lo he dado, vuestra soy, disponed de mí conforme a la vuestra. (Libro
Vida, Capitulo 21, 5), este es el motivo principal de la vida de la Santa
Madre Teresa de Jesús, quien luego escribirá en un bello poema: “Vuestra soy,
para Vos nací, que mandáis hacer de mí”. La Santa Madre Teresa de Jesús, nos estimula a educar
nuestra alma para determinarse, decidirse con “determinada determinación” (CP) a trabajar mucho por Dios y despertar el amor. Ella
esta determinada a ayudarnos a que crezcamos en la virtudes, y dice que:
según dice el libro Arte de servir a Dios (1), que es muy bueno y apropiado
para los que están en este estado en que actúa el entendimiento (en el
intelecto). A la Santa Madre Teresa de Jesús, le interesa mucho más
orientarse hacia Cristo y relacionarse con él. “Puede la persona
representarse, (es decir
personificarse) delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho
de su sagrada Humanidad y traerle siempre consigo y hablar con El, pedirle
por sus necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con El en sus
alegrías y no olvidarle por ellas, sin buscar fórmulas de oraciones, sino
diciéndole palabras brotadas del corazón conforme a sus deseos y
necesidades.” (Libro Vida, Capitulo 12, 2) En este taller, en cual leeremos el Libro Vida desde el
capitulo 11 al 21, La Santa Madre
Teresa Jesús, nos ilumina este camino de oración con la parábola de regar el
huerto, La "comparación del huerto y el agua": el huerto es el alma
o el orante mismo; el agua es la oración, la gracia, la vida es decir nuestra
alma. “Ha de hacer cuenta el que comienza, que comienza a hacer
un huerto. Y con ayuda de Dios hemos de procurar, como buenos hortelanos, que
crezcan estas plantas y tener cuidado de regarlas para que no se pierdan,
sino que vengan a echar flores que den de sí gran olor para dar recreación a
este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a
holgarse entre estas virtudes. Pues veamos ahora de la manera que se puede regar, para
que entendamos lo que hemos de hacer y el trabajo que nos ha de costar, si es
mayor que la ganancia, o hasta qué tanto tiempo se ha de tener. Paréceme a mí que se puede regar de cuatro maneras: sacar
el agua de un pozo, que es a nuestro gran trabajo; con noria y arcaduces, que
se saca con un torno; yo lo he sacado algunas veces: es a menos trabajo que
estotro y sácase más agua; de un río o arroyo: esto
se riega muy mejor, que queda más harta la tierra de agua y no se ha menester
regar tan a menudo y es a menos trabajo mucho del hortelano; con llover
mucho, que lo riega el Señor sin trabajo ninguno nuestro, y es muy sin
comparación mejor que todo lo que queda dicho.” (Libro Vida, Capitulo 11, 6) “Este modo de traer a Cristo con nosotros es provechoso en
todos los grados de oración y es un medio segurísimo de ir aprovechando en
primer grado y llegar muy pronto al segundo, y para librarnos de los peligros
que el demonio nos puede poner en los últimos grados.” (V 12, 2) El camino de la oración dura lo que dura nuestra vida, es
así, como quien se sabe una persona de oración, tiene que cuidar la vida de
cada día, es algo exigente, porque tiene que cuidar la calidad de lo que hace
y el cómo lo realiza, es decir, debe tener coherencia entre la vida y la oración.
Es importante, aunque parezca difícil, asumir la cruz de
Cristo como parte de la vida, en necesario entre otras cosas, sentirse pobre
para no codiciar, ni andar con afán en las tareas. La persona de oración, es una persona que se ha
determinado a vivir su vida orientada a Dios, es una persona con “ánimos
animosos”. Pero además, aunque es la oración un trato de amistad con Dios,
esta no es para uno, es decir “sólo para mi”, es para vivirla junto a los
demás, unidos en la oración, apostólica, el que es amigo de Dios lleva a la
gente consigo, no va en solitario. La oración lleva consigo esfuerzo,
educarse en la fe, en la esperanza y en la caridad. La Santa Madre Teresa de Jesús (1515-1582) es la fuente de
inspiración, de orientación y Madre Fundadora del Carmelo Teresiano. Nació en
Ávila, en el hogar Cepeda y Ahumada, el 28 de marzo de 1515. Su vida carmelita, comienza a los 20 años en el monasterio
de La Encarnación de su ciudad natal, allí permanecerá por 27 años, hasta que
el 24 de agosto de 1562 inaugura su propio y nuevo Carmelo. Tras nuevas, fuertes experiencias eclesiales, continúa,
por ordenanza del superior general, P. Juan Bautista Rubeo
de Ravenna, a partir de 1567 realizando o interviniendo
en 17 fundaciones por la geografía española. Un año más tarde, 28 de noviembre de 1568, organiza con
san Juan de la Cruz el comienzo de la nueva vida de los Carmelitas Descalzos
en Duruelo, provincia de Ávila. A sus 67 años muere “hija de la Iglesia” en
el monasterio de Alba de Tormes en la tarde del 4 de octubre de 1582. Sus comunidades habrían de ser “pequeños colegios de
Cristo”, aspirando a vivir fielmente los consejos evangélicos, fundadas en
oración “como trato de amistad con quien sabemos nos ama”, en una fraternidad
de iguales y de amigas, entregadas del todo en favor de la Iglesia. Los
frailes habrían de tener el mismo corazón contemplativo y dedicarse con
generosa actividad en servicio a la Iglesia. Amante de la lectura desde su niñez, escribe algunos
libros como clarificación de su conciencia ante confesores y directores
espirituales o para ayudar en el camino espiritual a petición de superiores y
de sus hermanas carmelitas. El Libro de la vida o Autobiografía es una radiografía de
su vivencia interior en busca de Dios. En esta búsqueda se aferra con pasión
cordial al Cristo “hombre”, que se convierte para ella en “libro vivo”. Santa Teresa de Jesús tiene su propio capítulo en la
historia de la mística cristiana y de la literatura castellana. Fue
Beatificada el 24 de abril de 1614 y fue canonizada el 12 de marzo de 1622. Pablo VI la nombró el 18 de
septiembre de 1965 “patrona principal de los escritores católicos de España”.
El mismo Papa Montini el 27 de septiembre de 1970 la declaró primera doctora
–mujer- de la Iglesia. LA ORACIÓN EN SANTA TERESA DE JESÚS ¿Qué es en síntesis la oración para Santa Madre Teresa de
Jesús? ¿Que nos enseña Santa Madre Teresa de Jesús en sus Libros?
Para santa Teresa de Jesús la oración es el camino más
seguro para llegar a Dios. Ella nos explica en sus libros, que están
dirigidos a sus hijas, las monjas, que diferencia varios grados en la oración
que nos acerca a Dios como sus hijos amados, y nos invita a tratar con Dios
con una amistad que es de máximo afecto, amor y devoción. Ella nos habla de la Oración vocal, como un primer paso o
un primer nivel. También nos relata que a ella no le gustaban las oraciones
vocales largas o complicadas como si fueran estas unas oraciones mágicas para
convencer a Dios de lo que se pide, ella prefiere más que locuacidad, un
corazón volcado hacia Dios. Observamos en sus escritos, que su oración predilecta era
el Padrenuestro, el avemaría, el credo, como también de que el “reino no
tendrá fin” Otro paso u otro segundo nivel que nos invita a realizar
es la Meditación, y que no debe confundirse con la oración mental. Entre sus escritos nos aclara sobre la oración afectiva:
que no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho… Sobre el Recogimiento adquirido, nos enseña que consiste
en encerrarse dentro de sí mismo para encontrar allí a Dios y conversar
amorosamente con Él en forma cada vez más simplificada, como si habláramos
con El como Padre, como Madre, hijos, hermano o amigo. Sobre el Recogimiento infuso, nos enseña que dan ganas de
cerrar los ojos y no oir, ni ver ni entender, sino
aquello en que el alma entonces se ocupa que es poder tratar con Dios a
solas, íntimamente con quien nos ama Sobre la oración de quietud, nos enseña que es una paz
interior inmensa. Sobre la oración de unión, nos enseña que hay una ausencia
total de distracciones. Certeza de haber estado el alma unida a Dios.
Ausencia de cansancio. Santa Teresa deja bien claro que sin esfuerzo personal no
hay encuentro con Dios. Ella además cuenta lo que experimenta, describe lo
que pasa en su alma. No intenta explicar por la filosofía en qué consiste la
unión con Dios. Tampoco recurre nunca a la metafísica ni a nada parecido.
Siempre recurre a la experiencia de sí misma, a su psicología y desde ahí
trata de comunicar a los demás esa experiencia gozosa del encuentro con Dios. LA ORACIÓN TERESIANA V = Libro Vida M = Libro Las Moradas C= Libro Camino de Perfección ¿Qué es orar? La Santa Madre Teresa de Jesús nos define: Orar es "tratar
de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos
ama" (V 8, 5). Atención al amor que Dios nos tiene. "con quien sabemos nos ama". Saberse amado. Es punto de partida para una respuesta de
amor: "Amor saca amor" (V 22, 14). Por eso, en todo hay que mirar el amor que Dios nos tiene:
"lo que más os despierte a amar eso haced" ( Encuentro en el amor, la oración. Y encuentro en la
verdad: la verdad de Dios y la verdad nuestra. En la oración se nos desvela
Dios, nos muestra su verdad: que nos ama, que nos da. Dios es amigo de dar.
"No se cansa de dar", y "sin tasa". "Anda buscando
tener a quién dar". Es el Dios que Teresa ha descubierto en la oración.
El conocimiento de alguien -también de Dios- sólo se logra por el trato amistoso
con él. Y también el descubrimiento de nosotros mismos. Orar es
"entrar" dentro de nosotros. "Conocernos": nuestra
riqueza. Y nuestra miseria, nuestro estado moral. Somos un "palacio todo
de un diamante o muy puro cristal”. "Nuestra gran capacidad",
"dignidad", "hermosura". Son las primeras palabras que
Teresa nos brinda al iniciar las Moradas. "Podemos tener conversación no
menos que con Dios" ( Toda la atención del orante la quiere Teresa centrada en
la Persona divina. "Mirar" a la Persona. "No os pido más que
le miréis" (C 26, 3); "Acallado el entendimiento, mire que le
mira" (V 13, 22). No importa lo que se le dice, ni cómo se le dice.
Interesa el "estar con él". La manera de orar teresiana resulta muy sugestiva para el hombre
actual. Porque somos seres sociables que necesitamos desarrollar en nosotros
esta tendencia hacia los otros, y concretamente hacia el Ser de Dios, a cuya
imagen y semejanza somos creados. Santa Teresa de Jesús nos enseña de una manera sencilla
cómo entrar en diálogo con Dios: “Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo dentro de
mí presente” (V. 9,4). Representar a Jesucristo dentro de sí era para ella la
manera de contactar con Dios. Manera que cobraba todo su realismo en el momento
de la comunión eucarística. “Entrábame con el”, nos cuenta en el libro de su
vida. Orar es para ella prestar atención a la Persona, Dios, dentro del
propio espacio interior. Por eso Santa. Teresa nos aconseja: “Se esté allí
con El” (V.13, 22). Para explicar este lenguaje de la oración, Santa Teresa
recurre a una serie de comparaciones muy hermosas acerca de las relaciones de
amistad entre los dos protagonistas: Dios y la persona. Son los cuatro grados
de la oración. Santa Teresa compara al alma como un huerto donde Dios quita
las malas hierbas y planta las buenas. La persona es el hortelano que debe
cuidar el huerto de su alma para que no se sequen las plantas de virtudes que
Dios siembra en ella. Todo está en la solicitud del hortelano, en ese tener
cuidado de no malograr la siembra que Dios hace en su huerto-alma. El punto
de referencia para la persona es siempre Dios: contentarle. De esta manera la
persona se librará de caer en un egocentrismo espiritual malsano, y del
descontento en la relación de amistad
con Dios. PRIMER GADO DE ORACIÓN SACAR AGUA DE UN POZO |