ABANDONAR UN AMIGO "¿No es una pena enorme cuando un
compañero o amigo se torna enemigo?" (Eclesiástico 37,2). Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. NO ES BUENO ABANDONAR A LOS AMIGOS NI MENOS TRAICIONARLOS El amigo verdadero es un tesoro que no
tiene precio (Eclesiástico 6,15); por eso su pérdida es causa de un gran
sufrimiento: "¿No es una pena enorme cuando un compañero o amigo se
torna enemigo?" (Eclesiástico 37,2). A algunos más y a otros menos, pero
en nuestra vida, de algún modo hay amigos que nos han causado una gran
decepción, los acompañamos, los ayudamos, les servimos y luego somos
abandonados y nos niegan su ayuda. El autor sagrado nos invita a través de su
palabra a ser precavidos y nos revela quienes son los verdaderos y los falsos
amigos, los que están dispuestos a acompañarnos y los que de la nada nos dan
las espaldas y nos abandonan. La verdad de las personas fieles y leales a
los amigos, queda siempre al descubierto cuando se está continuamente
dispuesto a acompañar a los amigos en cualquier situación, ahí es, donde se
conocen a los hombres y mujeres de verdad, personas de confianza y en quien
descansar. El amigo leal, se caracteriza por ser un "temerosos de
Dios", por tanto, su comportamiento es siempre justo, gusta del camino
con perfección, se le reconoce un corazón íntegro, busca siempre el bien del
amigo, el derecho, la justicia, los caminos de santidad, hacer que brille la
verdad, caminar en la verdad y fiel observante de la ley del Señor, que ha
ordenado que si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un
mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a
quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame
también a su hermano. (1 Juan 4,20-21) y el mismo Jesús, ha destacado que el
que ama a su prójimo como así mismo, no está lejos del reino de Dios. (Cfr
Marcos 12, 31-34) No obstante, conociendo el precepto de la
caridad, en ciertas situaciones se nos olvida que no es bueno abandonar a los
amigos ni menos traicionarlo. Ese amargo cáliz de la traición a la amistad
tuvo que saborearlo también el Hijo de Dios hecho hombre, que a pesar de
entregarse por completo por sus inseparables amigos, uno de sus discípulos
más íntimos, uno de los apóstoles, le traicionó; fue tal el dolor por este
gesto infame, que Jesús se sintió profundamente excitado en su espíritu,
cuando estaba para denunciar al traidor: “Cuando dijo estas palabras, Jesús
se turbó en su interior y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de
vosotros me (traicionara) entregará”.
(Juan 13,21) En realidad, el amigo verdadero ama en todas las circunstancias, en la
prosperidad y en la desdicha, y así lo expresa el sabio; “El amigo ama en
toda ocasión, el hermano nace para tiempo de angustia” (Proverbios 17,17) y
también dice que: "Un amigo fiel es escudo poderoso; el que lo encuentra
halla un tesoro. Un amigo fiel no se paga con nada, no hay precio para él. Un
amigo fiel es bálsamo de vida, los que temen al Señor lo encontrarán"
(Eclesiástico 6,14-16). Todos estamos expuestos a pasar por tiempos de desgracia y adversidad,
pero en tiempos de desdicha los amigos consuelan, como sucedió en el caso de
Job, probado duramente por el Señor; “Tres amigos de Job se enteraron de
todos estos males que le habían sobrevenido, y vinieron cada uno de su
país….Y juntos decidieron ir a condolerse y consolarle…..Luego se sentaron en
el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una
palabra, porque veían que el dolor era muy grande”. (Cfr. Job 2,11-13). Por esa razón no hay que
abandonar nunca al amigo, y también destaca el sabio que; “No abandones a tu
amigo ni al amigo de tu padre; no entres en la casa de tu hermano el día de
tu infortunio. Mejor es vecino próximo que hermano alejado”. (Proverbios 27,10) También otro consejo de mucha
sabiduría dice: “No abandones a un viejo amigo, porque el nuevo no le
iguala. Vino nuevo, amigo nuevo, cuando sea añejo, con placer lo beberás.
(Eclesiástico 9,10), ni mucho
menos engañarlo con mentiras; “No trames mentira contra tu hermano ni hagas
otro tanto con tu amigo”. (Eclesiástico 7,12); sobre todo, hay que estar en guardia para no
traicionarlo por ningún motivo; “No cambies un amigo por dinero, ni un
hermano de veras por el oro de Ofir”. (Eclesiástico 7,18). Consternación y espanto, nos causa el conocer que el apóstol Judas Iscariote,
amigo del Señor, testigo de muchos milagros, que tuvo la suerte de oír las
palabras de Jesús, traicionó, por
desgracia, a su amigo y maestro por dinero (Mt 26,14ss). 2. RECRIMINACIONES Y DENUNCIAS SOBRE EL ABANDONO DE LA
AMISTAD Conociendo de sobremanera el valor incalculable de la amistad, no nos
podemos dar el lujo de perder los amigos, no puede menos de ser fuente de
dolor y de tristeza que un amigo nos abandone o para nuestros amigos que
nosotros les abandonemos. Un caso dramático es el de Job, además de las
pruebas indescriptibles, de las desgracias de todo tipo y de la enfermedad
horrenda, saboreó la amargura del abandono de los amigos, y por ello se
lamenta: “Tienen horror de mí todos mis íntimos, los que yo más amaba se han
vuelto contra mí”. (Job 19,19). Semejante es la experiencia por la que
atravesó el salmista: "Mis compañeros, mis amigos se alejan de mis
llagas; hasta mis familiares se mantienen a distancia" (Salmo 38,12). Los textos sapienciales expresan muchas
recriminaciones y denuncias sobre el abandono de la amistad; "Alejaste
de mí a mis amigos y compañeros, ahora mi compañía es sólo la tiniebla"
(Salmos 88,19), y es así como
los sabios enumeran algunas causas de la pérdida de la amistad, tales como la
difamación; “El hombre
perverso provoca querellas, el delator divide a los amigos”. (Proverbios
16,28), la promesa no cumplida: “Hay quien por timidez hace promesas a su
amigo, y así, por nada se gana un enemigo”. (Eclesiástico 20,23), la
recriminación o el insulto: “Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta,
quien afrenta al amigo, rompe la amistad”. (Eclesiástico 22,20), la traición
de los secretos del amigo: “Quien revela los secretos, pierde el crédito, no
encontrará jamás amigo íntimo. Ama a tu amigo y confíate a él, Más revelas
sus secretos, deja de ir tras él; porque como el que mata elimina a su
víctima, así has destruido la amistad de tu compañero. Como a pájaro que
soltaste de tu mano, así has perdido a tu compañero y no lo recobrarás. No
vayas en su busca, porque se fue lejos, huyó como gacela de la red. Que la
herida puede ser vendada, y para la injuria hay reconciliación, pero el que
reveló el secreto, perdió toda esperanza”. (Eclesiástico 27, 16-21) En otros escritos bíblicos, como en la
historia de los primeros reyes de Israel encontramos la descripción del
cambio de la amistad al odio debido a la envidia por el aumento del prestigio
de la persona anteriormente querida. Saúl se aficionó a David cuando este
joven llegó a su corte; él encontró benevolencia ante los ojos del rey:
“Llegó David donde Saúl y se quedó a su servicio. Saúl le cobró mucho afecto
y le hizo su escudero. Mandó Saúl a decir a Jesé: Te ruego que tu hijo David
se quede a mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos. Cuando el
espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl,
encontraba calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba de él.” (1 Samuel
16,21ss). Pero cuando el hijo de Jesé comenzó a realizar hazañas admirables
contra los filisteos para la salvación de Israel y todo el pueblo se puso a
aplaudir al joven héroe, Saúl sintió envidia, un celo extremos y se enojó
profundamente e intentó varias veces matarlo; “David lograba éxito en todas
las campañas que Saúl le encomendaba, y le puso Saúl al frente de hombres de
guerra, y se hizo querer de todo el pueblo, también de los servidores de
Saúl. A su regreso, cuando volvió David de matar al filisteo, salían las
mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar
danzando al son de adufes y triángulos con cantos de alegría. Las mujeres,
danzando, cantaban a coro: Saúl mató sus millares y David sus miríadas. Se
Irritó mucho Saúl y le disgustó el suceso, pues decía: -Dan miríadas a David
y a mí millares; sólo le falta ser rey-. Y desde aquel día en adelante miraba
Saúl a David con ojos de envidia”. (1
Samuel 18, 5-9), y es así como luego lo consideraba como un rival, como un
enemigo; “Aumentó el temor de Saúl hacia David y fue siempre hostil a David”.
(1 Samuel 18,29). En
realidad, el amor puede transformarse en odio y es posible recibir mucho daño
incluso de los amigos; “Y si alguien le dice: ¿Y esas heridas que hay entre
tus manos?, responderá: Las he recibido en casa de mis amigos”. (Zacarías 13,6). 3.
EXISTEN AMIGOS
ENGAÑADORES, A SER CAUTOS EN LAS AMISTADES La vida nos muestra que siempre habrá en
nosotros verdaderos y falsos amigos, esta es una realidad inevitable. Ciertamente,
nos gustaría que nuestras amistades, sean intensas y continuas, pero en la
vida real no todas las amistades se muestran profundas y auténticas, por lo
que existen auténticos y artificiales amigos. Los auténticos, son probados y
pase lo que pase, jamás te abandonan, los artificiales, son contrahechos y se
disfrazan de amigos, en cuanto les sea conveniente a sus intereses, se quitan
la careta, te dan la espalda, y no se atreven a mostrar su cara. Ciertamente,
todo esto, para los amigos que confían en la fidelidad, les provoca
desazón. Estas deslealtades, se han palpado siempre, por esa razón, algunos
profetas no parecen siempre dispuesto a fomentar la amistad, ya que exhortan
a no fiarse de los amigos; “¡No creáis en compañero, no confiéis en amigo; de
la que se acuesta en tu seno guarda la puerta de tu boca!” (Miqueas 7,5) o
hablan de sus emboscadas y de sus engaños arteros, al respecto, expone el
profeta; “¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier
hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo propala la
calumnia”. (Jeremías 9, 3) y luego en otro capítulo expresa; “Escuchaba las
calumnias de la turba: ¡Terror por doquier!, ¡denunciadle!, ¡denunciémosle!
Todos aquellos con quienes me saludaba estaban acechando un traspiés mío: ¡A
ver si se distrae, y le podremos, y tomaremos venganza de él!” (Jeremías 20,10). El sabio autor de Eclesiástico, se muestra menos pesimista, aunque
reconoce que existen amigos engañadores; “Caballo de remonta, así el amigo
burlón, bajo todo el que lo monta relincha”. (Eclesiástico 33,6), y exhorta a ser precavidos en
las amistades; “El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es,
será su compañero”. (Eclesiástico 6,17),
a no fiarse del primero que llega y ponerlo a prueba antes de darle
confianza, ya que algunos se muestran amigos sólo por conveniencia o por
interés y pueden transformarse en enemigos con facilidad; “te echas un amigo,
échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigo que
lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia. Hay amigo que se
vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio. Hay amigo
que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia. Cuando te vaya
bien, será como otro tú, y con tus servidores hablará francamente; mas estás
humillado, estará contra ti, y se hurtará de tu presencia”. (Eclesiástico 6,7-12). El verdadero amigo no se
revela en la prosperidad, sino sólo en la adversidad; “No se demuestra en la
prosperidad el amigo, ni queda oculto en la adversidad el enemigo. Cuando hay
prosperidad, los enemigos se entristecen, más en la adversidad, hasta el
amigo se aleja”. (Eclesiástico 12,8-9); En efecto, hay amigos sólo de nombre;
“Todo amigo dice: También yo soy tu amigo, pero hay amigo que lo es sólo de
nombre”. (Eclesiástico Si 37,1),
que en el tiempo de la tribulación se esfuman; “El compañero disfruta en el
contento del amigo, pero al tiempo de tribulación se volverá contra él”.
(Eclesiástico Si 37,4), sobre
todo si la amistad tenía su fundamento en el dinero y el poder; “La riqueza
multiplica los amigos, pero el pobre de su amigo es separado”. (Proverbios 19,6). Todas esta
advertencias, nos hacen reflexionar sobre como la verdadera amistad tienen
un valor inmenso y es un verdadero tesoro, con todo, no es un una fortuna que
nos va a caer del cielo, sino que ha de buscarse con cuidado, pero también ha
de conquistarse. Los libros sapienciales contienen buenas advertencias sobre
como descubrir a los falsos amigos, también contienen hermosísimas avisos
para encontrar buenos amigos, y en este sentido, ambas advertencias no han
perdido absolutamente nada de su valor en nuestros días, después de más de
dos mil años, nos vienen muy bien tenerlas presentes. Por tanto, hagamos de todas esta
enseñanzas unos buenos consejos, no olvidemos que el que se comporta con
humildad y modestia, encuentra gracia ante la mirada del Señor y es amado por
los hombres; “Haz, hijo, tus obras con dulzura, así serás amado y agradable a
Dios”. (Eclesiástico 3,17s); el que visita a los enfermos se sentirá querido
por ellos; “No descuides visitar al enfermo, que por obras de éstas ganarás
amor.” (Eclesiástico Si 7,35),
lo mismo que el que ayuda al necesitado; “Gana la confianza de tu prójimo en
la pobreza, para que, en su prosperidad, con él te satisfagas; en tiempo de
tribulación permanece con él, para que cuando herede con él lo compartas”.
(Eclesiástico Si 22,23). Con todo, la amistad verdadera se
conquista amando concretamente al prójimo. Y es así, como el sabio escritor,
estimula a cultivar la amistad, haciendo bien al amigo y comprometiéndose en
su ayuda: “Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con
largueza”. (Eclesiástico 14,13).
No hay que dar crédito a las murmuraciones contra los amigos, sino que hay
que buscar la verdad, ya que a menudo se trata de calumnias; “Interroga a tu
amigo: quizá no haya hecho nada, Y acaso lo ha hecho, para que no reincida.
Interroga a tu prójimo: quizá no ha dicho nada, Y acaso lo ha dicho, para que
no repita. Interroga a tu amigo: que hay calumnia a menudo, no creas todo lo
que se dice”(Eclesiástico 19,13-15); más aún, hay que defender al amigo; “No
me avergonzaré yo de proteger a un amigo, de su presencia no me esconderé”;
(Eclesiástico 22,25), hay que apasionarse a él y
serle siempre fiel; “Ama a tu amigo y confíate a él, Mas revelas sus
secretos, deja de ir tras él”; (Eclesiástico 27,17), la amistad es
un bien inmensamente superior a las riquezas materiales y el mismo Señor nos
ha dicho; “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”.
(Juan 15,13) El
Señor nos bendiga y nos ayude en este camino Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Fuente
de este artículo y sus comentarios. Textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ) Textos del Diccionario Teológico Ravasi Enero 2014 Publicado en mí pagina WEB www.caminando-con-jesus.org en
este link. CRONICAS Y
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