amistad

LA AMISTAD

“Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Juan 15, 13)

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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1.    LA AMISTAD ES UNA RELACIÓN PERSONAL DESINTERESADA,

La amistad es una relación personal desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y está basada en un sentimiento recíproco de cariño y simpatía. “La boca amable multiplica sus amigos, la lengua que habla bien multiplica las afabilidades. (Eclesiástico 6,5). Tengo la convicción que además es un tipo de alianza y unión de afectos que se funda y luego se soporta en sentimientos recibidos en la misma medida que se dan, en la comunicación, el apoyo mutuo, la comprensión, el cariño y la absoluta armonía entre dos personas, con lo cual somos capaces de respetar y de ser tolerante al extremo el uno con él otro. Esta relación de amistad, afecto y confianza con otra persona nos sirve de refugio, porque en ella podemos tener amparo, ayuda y afectuosa protección. En la amistad  podemos encontrar consuelo y auxilio sin tener que dar nada a cambio, en ella encontramos la paz y el deseo de bienestar del amigo. Dice el sabio: “Por amor de mis hermanos y de mis amigos, quiero decir: ¡La paz contigo! ¡Por amor de la Casa del Señor  nuestro Dios, ruego por tu ventura.  (Salmos 122, 8-9)

“Os digo a vosotros, amigos míos” (Lucas 2, 4). El Señor, se complace por saber que entre nosotros vive la amistad y el mismo nos llama amigos: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Juan 15, 13-15)

2.    LA BIBLIA Y LOS EJEMPLOS CONCRETOS DE AMISTAD PROFUNDA

La Biblia, es un libro que nos habla mucho sobre el amor, pero también habla sobre todo, del punto de vista humano, sobre la amistad, en el regalo de sí mismo, que se hace en la vida por la persona amada. La amistad representa, una de las expresiones más noble del amor y esto es posible únicamente en seres  racionales, es decir, sólo entre personas puede reinar la amistad. Aunque no encontremos tratados completos sobre la amistad humana en la Sagrada Escritura, sí encontramos frecuentes referencias a como se gesta la amistad y se nos presentan ejemplos poco comunes de auténtica y profunda amistad, de ahí, que para realizar esta reflexión, me he basado mucho en este sagrado libro.

La Biblia nos presenta ante todo ejemplos concretos de amistad profunda entre personas que se quieren de forma espontánea y en el sentido más real de la palabra; en estos modelos el amor envuelve a todo el ser humano, a menudo hasta el riesgo de la propia vida. En el Antiguo Testamento uno de los ejemplares más célebres y elocuentes de la auténtica amistad lo encontramos en la historia trágica del atormentado rey Saúl; su hijo mayor quería fuertemente, hasta estar dispuesto a dar su vida por él, a David, a pesar del odio con que lo trataba su padre. Cuando Jonatán vio a este joven héroe en presencia del rey con la cabeza del gigante Goliat en la mano; "quedó prendado de David, y Jonatán comenzó a amarlo como a sí mismo" (1S 18,1); por eso hizo un pacto con el hijo de José, "porque lo amaba como a sí mismo", y le regaló "su manto, sus vestidos y hasta su espada, su arco y su cinturón"(lSam 18,3s).

El amor de Jonatán a David no fue sólo de orden sentimental, sino que se manifestó muy en concreto; en efecto, cuando su padre decidió matar a su amigo, le avisó para que estuviera atento e intercedió en favor suyo con unas palabras tan convincentes que hizo renunciar al rey a sus propósitos homicidas (1S 19,1-7). Como consecuencia de las persecuciones de Saúl, Jonatán tuvo que ayudar a huir a su amigo, enfrentándose con la ira de su padre, que llegó a lanzar contra él su lanza por haber defendido a David (1S 20). En aquella ocasión los dos amigos hicieron un nuevo pacto: "Jonatán reiteró su juramento a David por el amor que le tenía, pues le amaba como a sí mismo" (1S 20,17). Antes de separarse, los dos amigos se besaron y lloraron juntos, hasta que David llegó al paroxismo; Jonatán entonces dijo a su amigo: "Vete en paz. En cuanto al juramento que hemos hecho en nombre del Señor, que el Señor esté siempre entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya" (1S 20,42).

3.    EL AMOR Y LA AMISTAD TIENEN UN VALOR INCALCULABLE

La amistad verdadera, no tiene desarrollado el sentido de la posesión y no es absorbente en su trato con los demás,  no hay en ella exigencias, ni pretensión caprichosa o desmedida,  ni obligaciones, al contrario es libertad y apoyo mutuo.

El amor y la amistad tienen un valor incalculable, pero hay que tomar conciencia de que estos tesoros no están a simple vista, sino que han de descubrirlos muchas veces en aspectos muy singulares, como dice el sabio: "El que encubre la falta cultiva la amistad" (Pr 17,9), también hay que buscarlos con sencillez, porque el que se comporta con humildad y modestia, encuentra gracia ante la mirada del Señor y es amado por los hombres; “Haz tus obras con dulzura, así serás amado por Dios” (Eclesiástico 3,17). La amistad es un tesoro que debemos conquistar amando concretamente al prójimo: “No descuides visitar al enfermo, que por obras de éstas ganarás amor”. (Eclesiástico 7,35), “Gana la confianza de tu prójimo en la pobreza, para que, en su prosperidad, con él te satisfagas” (Eclesiástico 22,23)

El Valor incalculable de la amistad, se descubre en el afecto profundo y en el amor tierno y fuerte entre dos personas. Me he preguntado más de alguna vez, si puede haber un amor incondicional entre amigos, eso que podría llamarse amigos fuertes, y a través de la lectura profunda de la Biblia, podemos descubrir como la amistad es  considerada como un bien imposible de pagar, como un tesoro preciosísimo. A modo de ejemplo, la lamentación de David por su amigo Jonatán enaltece la dulzura y el valor extraordinario de la amistad: "Por ti lleno de angustia, Jonatán, hermano mío, en extremo querido, más delicioso para mí tu amor que el amor de las mujeres.  (2 Samuel 1,26), demuestra lo valioso y gratificante es el amor entre los amigos. El matrimonio realmente se manifiesta la amistad y el amor de forma plena, en cuanto que se tiene una comunión profunda, y David proclama que su amistad con Jonatán era más dulce y maravillosa que el amor conyugal.

4.    LA PERDIDA DE UN AMIGO

Dado el valor inestimable de la amistad, la pérdida de los amigos no puede menos de ser fuente de dolor y de tristeza, por eso, cuando una amigo se aleja de mala forma, es causa de sufrimiento; “¿No es para uno una mortal tristeza si un compañero o amigo se torna en enemigo? (Eclesiástico 37,2). Ese amargo cáliz de la traición a la amistad tuvo que saborearlo también el Hijo de Dios hecho hombre: uno de sus discípulos más íntimos, uno de los apóstoles, le traicionó; fue tal el dolor por este gesto infame, que Jesús se sintió profundamente excitado en su espíritu, cuando estaba para denunciar al traidor; “Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará”. (Juan 13,21).

Un relato bíblico que da pruebas indescriptibles de esta pérdida de amigos lo sufrió Job, donde junto con las desgracias de todo tipo y de la enfermedad horrenda, saboreó la amargura del abandono de los amigos, y por ello se lamenta: “Tienen horror de mí todos mis íntimos, los que yo más amaba se han vuelto contra mí”. (Job 19,19). Similar es la experiencia por la que atravesó el salmista: " Mis amigos y compañeros se partan de mi llaga, mis allegados a distancia se quedan”;  (Salmos 38, 12). "Has alejado de mí compañeros y amigos, son mi compañía las tinieblas”  (Salmos 88,19).

Los sabios enumeran algunas causas de la pérdida de la amistad: la difamación (Pr 16,28), la promesa no cumplida (Eclesiástico 20,23), la recriminación o el insulto (Eclesiástico 22,20), la traición de los secretos del amigo (Eclesiástico 22,22). En la historia de los primeros reyes de Israel encontramos la descripción del cambio de la amistad al odio debido a la envidia por el aumento del prestigio de la persona anteriormente querida. Saúl se aficionó a David cuando este joven llegó a su corte; él encontró benevolencia ante los ojos del rey (1S 16,21ss). Pero cuando el hijo de Jesé comenzó a realizar hazañas admirables contra los filisteos para la salvación de Israel y todo el pueblo se puso a aplaudir al joven héroe, Saúl sintió envidia, se enfadó profundamente e intentó varias veces matarlo (1S 18,5ss), ya que lo consideraba como un rival, como un enemigo (1S 18,29). En realidad, el amor puede transformarse en odio y es posible recibir mucho daño incluso de los amigos (Za 13,6).

5.    HACIENDO BIEN AL AMIGO Y COMPROMETIÉNDOSE EN SU AYUDA

Pero a los amigos hay que serles muy fiel, empezando por no mentirles nunca, porque el amigo de verdad jamás te miente. “No trames mentira contra tu hermano ni hagas otro tanto con tu amigo. (Eclesiástico 7,12). Al amigo, se les respeta, se le honra cuando está con nosotros, y si no está debemos ser capaces de valorar su ausencia, sintiendo el vacío que nos provoca, del mismo modo cuando él nos necesite, le daremos todo nuestro apoyo. El sabio invitándonos a cultivar la amistad nos dice; “Haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con largueza”. (Eclesiástico 14,13). En efecto, haciendo bien al amigo y comprometiéndose en su ayuda, es como se cultiva la amistad que perdura.

No hay que dar crédito a las murmuraciones contra los amigos, sino que hay que buscar la verdad, ya que a menudo se trata de calumnias cuando hay gente interesada en que no tengas cierta amistad, “y tu amigo: quizá no haya hecho nada,  (Eclesiástico 19, 13 ss), más aún, hay que defender al amigo; “No me avergonzaré yo de proteger a un amigo, de su presencia no me esconderé” (Eclesiástico 22, 25), hay que aficionarse a él y serle siempre fiel. “El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor. El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán”. (Eclesiástico 6, 14-16)

Es un bueno amigo, aquel que trae la luz para alumbrarnos en nuestra oscuridad, para que veamos con claridad cuál es el rumbo que llevamos, y si vamos por uno equivocado, nos ayuda para corregirlo, aún más él camina junto a nosotros una parte del sendero, casi siempre, la más difícil.

Todos tenemos algún defecto, entonces no busquemos amigos que no los tengan, ni busquemos los defectos que ellos tienen. Cuando nuestros amigos cambian, no cambiemos nosotros, perseveremos en la amistad y busquemos comprender que le sucede. Y no olvidemos, que los amigos se distinguen en la adversidad. Tampoco olvidemos que la amistad se engrandece y se fortalece justamente cuando estamos dispuestos a perdonar los defectos. El mismo Señor que nos llama amigos, nos invita a perdonar muchas veces las faltas de un amigo. “¿Cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Le responde  Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” (Mateo 18,21). Porque El Señor  ama lo que es justo y no abandona a sus amigos.  (Salmos 37,28)

6.    VERDADEROS Y FALSOS AMIGOS.

En realidad, no todas las amistades se muestran profundas y auténticas; existen verdaderos y falsos amigos. En las sagradas Escrituras, pareciera que algunos profetas dan la impresión de no querer fomentar la amistad, ya que impulsan a no fiarse de los amigos; “¡No creáis en compañero, no confiéis en amigo” (Miqueas 7,5) o hablan de sus emboscadas y de sus engaños arteros; “¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo propala la calumnia”. (Jeremías 9,3).

El Eclesiástico, se muestra menos pesimista, aunque reconoce que existen amigos embaucadores; “Caballo de remonta, así es el amigo burlón, bajo todo el que lo monta relincha.” (Eclesiástico 33, 6) y exhorta a ser cautos en las amistades; “El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es, será su compañero.” (Eclesiástico 6,17)  a no fiarse del primero que llega y ponerlo a prueba antes de darle confianza, ya que algunos se muestran amigos sólo por conveniencia o por interés y pueden transformarse en enemigos con facilidad; “Sean muchos los que estén en paz contigo, más para consejero, uno entre mil,  te echas un amigo, échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigo que lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia. Hay amigo que se vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio. Hay amigo que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia. (Eclesiástico 6, 7-12).

El verdadero amigo no se revela en la prosperidad, sino sólo en la adversidad; “No se demuestra en la prosperidad el amigo, ni queda oculto en la adversidad el enemigo. Cuando hay prosperidad, los enemigos se entristecen, más en la adversidad, hasta el amigo se aleja”. (Eclesiástico 12, 8-9). También sucede que hay amigos sólo de nombre; “Todo amigo dice: También yo soy tu amigo, pero hay amigo que lo es sólo de nombre”. (Eclesiástico 37,1), que en el tiempo de la amargura y lo problemas, se esfuman; “El compañero disfruta en el contento del amigo, pero al tiempo de tribulación se volverá contra él”. (Eclesiástico 37,4), sobre todo si la amistad tenía su fundamento en el dinero y el poder; “La riqueza multiplica los amigos, pero el pobre de su amigo es separado”. (Proverbios 19,4). Por tanto el amigo verdadero es un tesoro que no tiene precio; “El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor”. (Eclesiástico 6,15)

7.    LA AMISTAD NI SE CONQUISTA NI SE IMPONE

Durante toda nuestra vida, desde la infancia misma, vamos estableciendo las bases de la amistad. En un comienzo, nos relacionamos con nuestra familia, con nuestros hermanos, nuestros primos, luego con nuestros vecinos y acto seguido en las escuelas iniciamos lazos afectivos fuera del ambiente familiar.

Es así, como desde siempre vamos descubriendo a otras personas, diferentes a nosotros, con características que pueden ser distintas o similares a las nuestras. Entonces aprendemos a compartir, a confiar, a respetar y a querer a otras personas. Es de esta forma como en numerosas relaciones interpersonales volcamos nuestro afecto, el que puede ser más o menos intenso, dependiendo de la afinidad que sentimos por esas personas, de la intensidad y frecuencia de la relación y de la reciprocidad afectiva que advertimos en ellos. De forma más o menos inconsciente, damos cariño esperando que éste obtenga cierta resonancia en la persona querida, de tal modo que esta persona también nos dé cariño a nosotros, lo que supone un reconocimiento, una reciprocidad y el establecimiento de un vínculo afectivo como es la amistad. El sabio dice “hay que presentarse bellamente ante el Señor y ante los hombres, y para eso “es necesario la concordia entre hermanos, amistad entre prójimos”,  (Eclesiástico 25,1)

No obstante lo anterior, pienso que tienen mucha razón los que dicen que la amistad ni se conquista ni se impone, porque ésta nace del corazón, como los que piensan que la amistad no se agradece, se corresponde. El que sabe corresponder la amistad, sabe lo que es el amor de amigos.

8.    “LA AMISTAD DA SALUD”,

Un día leí un mensaje en una pared que decía “La amistad da salud”, y no puede ser menos, en efecto, un buen amigo le previene de un daño o de un mal ante la más pequeña amenaza, porque él, no quiere que nos ocurra algo malo. Además, la amistad anima el alma y estimula el corazón. Algunos especialistas reconocen sus efectos beneficiosos para la salud, es así como se dice que activa nuevas áreas del cerebro y libera sustancias hormonales que favorecen la relajación y el bienestar. Además, es como un espejo que refleja nuestra imagen ampliada. Nos hace crecer y madurar, ayudando a forjar nuestra personalidad y nuestras relaciones sociales con quienes nos rodean.

Un informe de un facultativo dice: “Cuando existe un profundo sentimiento de amistad, este activa áreas muy particulares, generalmente infrautilizadas en el cerebro, que secretan una mezcla especial de sustancias bioquímicas. La colaboración, el intercambio, el reconocimiento del otro, cierran el paso a la agresividad, la desconfianza o la defensa del territorio. El apoyo emocional que conlleva toda amistad y la alegría compartida activan el sistema inmunológico.”

Los sentimientos de afecto, cariño y solidaridad que una persona siente hacia otra y que se manifiesta generalmente en desear su compañía, alegrarse con lo que considera bueno para ella y sufrir con lo que considera malo, es la amistad amorosa de los hombres, y es lo que todos necesitamos dar y recibir, ya que una existencia sin amistad y sin amor, es una vida con un gran vacío.

En efecto la amistad es una relación íntima de personas que dan y reciben, y responde a las necesidades de los hombres, nos otorga confianza en los seres humanos, nos hace vivir en paz, nos da seguridad, nos hace estar acompañado y sentirnos comprendidos y queridos. “Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor por su viña. Una viña tenía mi amigo en una fértil colina”. (Isaías 5,1). Con todo esto,  la amistad es una forma de enriquecimiento personal, en la que aprendemos a dar y recibir cariño, a ser más generosos, pero además podemos aprender de las experiencias del otro, de sus conocimientos y vivencias.

El Señor nos Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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     Los textos bíblicos, están extraídos de la Biblia de Jerusalén

Alguna opiniones están tomadas del Diccionario Teológico RAVASI

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