Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant En el Evangelio de hoy, Mt 23, 13-22, Jesús
acusa duramente a los fariseos. Jesús, los conocía bien, pues vivió y
compartió con ellos, en el Evangelio de Lucas se relata como los fariseos
invitan a Jesús a comer a sus casas,
(Lc 11,37; 14,1). En una ocasión los fariseos advierten a Jesús: “Sal y vete
de aquí, porque Herodes quiere matarte” (Lucas 13,31). En otra ocasión había
entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste
donde Jesús de noche y le dijo: - Rabbí, sabemos que has venido de Dios como
maestro- (Juan 3,1). No obstante, todas estas relaciones y diálogos que
relatan de los encuentros de Jesús con los fariseos, Jesús expresa contra
ellos graves acusaciones. También, son recriminado por Juan Bautista, viendo
él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: “Raza de
víboras”. (Mateo 3,1) Jesús, prontamente va demostrando que se
opone a las enseñanzas y malas prácticas de los fariseos, entonces comienza a
descubrir su formulismo religioso, les hace muy duras recriminaciones, los
reprueba, los critica y los amonesta
fuertemente. Y las conductas de los fariseos, se repiten
ampliamente hoy día dentro de nuestras comunidades, tanto en laicos como
religiosos, en especial, a aquellos que se les ha dado algún cargo superior o
de responsabilidad, que gustan de poner celos por el exclusivo afán de
demostrar características distintas y especiales, tal como los fariseos de
ayer, en práctica constante de comentar la Ley y los preceptos y a su
estricta observancia de la misma, olvidándose de lo que el Señor nos ha
enseñado en los Evangelios y en muchos casos, interpretandolo
caprichosamente con fines oscuros, por lo general envidia o rivalidad, los
caminos de santidad de sus hermanos. Jesús, al iniciar el Sermón de la
montaña dice a sus discípulos: “Porque os digo que, si vuestra justicia no es
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
(Mateo 5,20), es decir si no es mejor condición o mejor de como ellos la
aplican. Como veremos, si meditamos en profundidad,
las palabras del Señor, nos servirán para ir descubriendo, cuanto de fariseo
somos y de cuantos fariseos estamos rodeados, algo importante para cambiar de
conducta. Fijémonos en las recomendaciones del Señor
(Mateo 6): “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres
para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro
Padre celestial.” Este es un afán muy notable en muchos, para algúno, el
deseo de ser vistos y admirados y para otros, la envidia de que otros le vean
actuar como tal. Después el Señor, rechaza las actitudes hipócritas
de los fariseos en tres cosas importantes en la espiritualidad judía de aquel
tiempo y nos advierte de la espiritualidad que hoy algunos aplican y la que
nosotros no debemos aplicar: La
limosna.
“Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como
hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser
honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en
cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; así tu limosna quedará en
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. (Mateo, 6, 1-4) La
oración. “Y
cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las
sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de
los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando
vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu
Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran
que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque
vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo”. (Mateo 6, 5-8) El
ayuno.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran
su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya
reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu
rostro, para que tu ayuno sea visto,
no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Mateo 6,16-18) En síntesis, el Señor nos recrimina en
todos los actos que signifiquen una manera ostentosa con el fin de ser vistos
y tenidos por piadosos, justos y devotos ante los hombres. Y en el Evangelio de hoy, el Señor nos da
más pistas para descubrir el fariseísmo, comienza acusándolos de predicar el
bien y no practicarlo además de jactarse por cumplir los mandamientos: “En la
cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y
observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no
hacen” (Mateo 23, 1-3). Luego los
acusa de aumentar sus filacterias, de buscar los puestos de honor en la mesa
y en las sinagogas, del gusto con que escuchaban ser llamados “Rabí”, es
decir tratados como maestros: “Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas
de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las
hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y
bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y
los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que
la gente les llame "Rabbí". (Mateo 23, 4-7). Esto de que gusten de
ser tratados como maestros y directores, es algo que también se pone en la
mala práctica de los que se atribuyen una superioridad frente a los demás y
es algo que el Señor reprueba: “Ni tampoco os dejéis llamar
"Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El
mayor entre vosotros será vuestro servidor.
Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será
ensalzado”. (Mateo 23, 11-12) Y entre los versos de Mateo 23, 13 y 39,
hay a lo menos siete acusaciones graves, se les acusa asimismo de hipócritas,
ciegos, insensatos, de purificar la copa y la fuente, mientras asolaban la
casa de las viudas, de diezmar incluso la menta, el comino y el anís y luego
no cumplen con los mandamientos de la Ley, como la justicia, la misericordia
y la fe. Los describe como ciegos conductores de ciegos, como hombres que
filtran el mosquito y dejan pasar el camello, como sepulcros blanqueados,
limpios por fuera, pero llenos de podredumbre por dentro. Esta es la verdad que nos pone Jesús en el
Evangelio de Hoy, esta es la verdad que debemos meditar con profundidad y no
pasar por alto, porque nos condenamos si actuamos soberbiamente, si nos
resistimos a la verdad y si arrastramos a otros por nuestro error. Tenemos
que arrancar del corazón todo indicio de fariseísmo y tenemos que, al igual
que el Señor, rechazar todo lo fariseo
que nos rodea. Tratemos entonces de cumplir con la obligaciones de vida
apostólica que el Señor nos haya encargado, hagámoslo con consecuencia, con
coherencia, pero no solo hoy, debemos hacerlo siempre y en todo lugar, es
nuestra tarea como cristiano que estamos siendo llamados por Dios todos los
días, no hagamos oídos sordos, no nos dejemos conducir por ciegos e
insensatos, tengamos cuidado con los falsos maestros, con los que predican
solo para mostrarse, pero en su vida real están lejos de lo que dicen, seamos
luces verdadera, demos todo de sí, para dar testimonio y ejemplo, para que
más hombres se hagan cristianos, y muchos cristianos católicos, de ese modo,
creo que nuestro mundo andará mejor. El Señor nos
Bendiga y nos proteja Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant Lunes 26 semana XXI
ciclo c Los textos bíblicos, están extraídos de la
Biblia de Jerusalén Otros artículos relacionados: Publicado en mi
página WEB www.caminando.con-jesus.org
en esta sección: |
|
---