MUCHAS GRACIAS A TODOS, EL SEÑOR LES BENDIGA SIEMPRE Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds EL SEÑOR ESCUCHA CON
GRAN SOLICITUD NUESTRAS ORACIONES. Con motivo de las fiestas de San Pedro y San Pablo, he recibido
hoy muchísimos saludos, junto con cuantiosos ofrecimientos de los
suscriptores de mí página WEB y la Misa Diaria para hacer oraciones por mí, a
causa de que hoy entré al Pabellón Quirúrgico para intervenirme unos nódulos
en las cuerdas vocales, las que me impedían hablar normalmente. Me sentía
preparado para cualquier noticia, no obstante, estaba muy preocupado en mis
últimos momentos de conciencia ya en el quirófano, ¿que noticias tendría
cuando despierte de la anestesia? Y así fue, que a medida que tomaba
conciencia después de la operación, sentía un gozo inmenso en el alma,
meditando lo mucho que Dios nos ama, se me dilata el corazón al pensar sobre
esa gran verdad. Ahora, hay que esperar la biopsia, pero todo da a entender
que va por buen camino. Aunque algunos piensen distinto, el Señor no solo tiene la
atribución de mostrar su bondad con sus hijos, sino que además no deja de
hacerla, y escucha con gran solicitud nuestras oraciones. 1.
LA
GRATITUD La gratitud, es la virtud que nos
permite reconocer interior y exteriormente, todos aquellos obsequios que
recibimos de Dios y de los hombres, por cuanto frente a cada regalo que
recibimos en esta vida, el mejor camino es tratar por cualquier medio valido
corresponder en algo por lo que se ha recibido. El punto está en tener la
voluntad de una disposición interior, así como crear un corazón agradecido.
Dentro de los regalos que se reciben, de mayor aprecio son aquellos que nos
han dado de forma gratuita sin ningún compromiso de parte del donador, que
regala sin esperar nada, pero que nos obliga a retribuirle con el corazón
engrandecido. Y entonces hoy he sentido la
necesidad de preguntarme: ¿Como agradecer a mis amigos por toda la alegría
que me ha causado sus correos, oraciones y saludos? Y no me queda más respuesta que
ser consecuente con lo que hago diariamente, la Reflexión de la Palabra y la
oración, y si no lo hago, no me queda mas remedio que pensar lo mucho que aún
me falta para sentirme un hijo de Dios. Sin lugar a dudas, gratitud es una
virtud muy importante y necesaria para lograr una buena y probada relación
con Dios y/o con la persona que nos ha dado un obsequio, un saludo, una
oración. Entonces la gratitud debe pasar por palabras adecuadas, por ningún
motivo según la expectativa de uno u otro sino en la forma donde mejor se
fortalezca la relación que Dios nos ha propuesto siempre entre los hombres,
el servicio entre nosotros mismo, que se traduce en el ofrecimiento de la
vida al amor y al servicio de los demás, así como el bello ejemplo que hizo
el mismo Jesús: “se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos
con la toalla con que estaba ceñido”. (Juan (SBJ) 13, 5) 2.
LA
GRATITUD DEL SAMARITANO Mientras Jesús pasaba a través
de Samaría y Galilea, al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez
leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!". A estos leprosos los unía la
desgracia común. Pero tenían una esperanza y se presentaron donde Jesús había
de pasar, seguramente estaban ansiosos e inquietos por verle. Todos son curados, y solo uno
agradece a Jesús el milagro y da gloria a Dios. El hecho de que no fuese del
pueblo elegido, sino samaritano, resalta más la importancia del buen corazón
para creer, más allá de las consideraciones de pertenencia al Pueblo elegido.
Porque los nueve que eran israelitas fueron precisamente los desagradecidos.
Por esto Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los
diez? La ingratitud, es una falta
grave, es el olvido o desprecio de los beneficios recibidos y es indigno en
la vida de los seres humanos, al contrario, el agradecimiento es la memoria
del corazón y es una hermosa actitud del hombre de bien. Dice san Pablo: “Doy
gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro”
(1 Timoteo 1-12) 3.
CERVANTES
Y LA GRATITUD Teresa de Jesús, en el libro
“Vida”, relata que queda prendida de los buenos libros y aconseja releerlo,
algunas veces mucho y otra veces poco, según esté el ánimo. Y de los buenos
libros, ciertamente aprendemos mucho, y uno de los buenos clásicos es “El
Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha” escrito por Cervantes. Un Fraile Carmelita Descalzo, me
han dicho, que Cervantes era un gran místico, que en un momento quiso ser
carmelita y que uno de sus hermanos lo era, en todo caso, su obra es una gran
enseñanza en muchos aspectos y en especial, por que aborda, a mi parecer, de
muy bella forma los vicios, defectos y virtudes de los hombres. En la magna
obra, Cervantes también se aborda el tema del agradecimiento como de la
ingratitud, Don Quijote dice manifiestamente conmovido por la hospitalidad
recibida “Sólo os digo que tendré
eternamente escrito en mi memoria el servicio que me habedse hecho, para
agradecéroslo mientras la vida me durare…” (p.222). De ésta forma,
observamos, que frente a un acto generoso, lo primero que hace Don Quijote es
siempre agradecer. Otra frase del Hidalgo que está estampada en la obra es: "como siempre los malos son
desagradecidos" 4.
LA
INGRATITUD, EL MAYOR DE LOS PECADOS En otra frase que pone Cervantes
en libro con el mismo tema es: “La
ingratitud es hija de la soberbia y uno de los mayores pecados que se sabe”, (Don Quijote, (II, LI). También, aquí les inserto un
fragmento que elegí para este comentario. “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos
dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a
lo que suele decirse: que “de los
desagradecidos está lleno el infierno”. Este pecado, en cuanto me ha
sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón; y
si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su
lugar los deseos de hacerlas, y cuando éstos no bastan, las publico; porque
quien dice y publica las buenas obras que recibe, también las recompensara
con creces si pudiera; porque, por la mayor parte, los que reciben son
inferiores a los que dan, y así es Dios sobre todos, porque es dador sobre
todos, y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con
igualdad, por infinita distancia; y esta estrechez y cortedad en cierto modo
la suple el agradecimiento” (II, LVIII). 5.
LA
INGRATITUD, HIERE PROFUNDAMENTE Tomó la palabra Jesús y dijo:
¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 (Lucas (SBJ)
17,12), La pregunta que hace Jesús, habla por si misma sobre el dolor que le
produce la ingratitud de los otros nueve desagradecidos. Que duda cabe, con la
indiferencia o la ingratitud podemos herir profundamente a las personas que
se han sacrificado por nosotros y en especial, que han sido un regalo para
nuestras vidas tales como nuestros
padres, hermanos o amigos que nos acompañan y se preocupan por nosotros.
Tengo la convicción, que la ingratitud duele porque se siente en el alma. Escribe una frase Martín Luther
King, ciertamente, es dura, pero muy verdadera: “Tengo tres perros
peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia, cuando muerden dejan una
herida profunda”. 6.
CANTO DE
GRATITUD A LA VIRGEN DEL CARMEN (SANTA TERESA DE LISIEUX) Me he convencido que frente a
cualquier peligro, unas de las oraciones mas propicia, es la que le hacemos a
la Virgen María cuando le rezamos; “Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, ahora (Ahora que más lo necesito) y en la hora de mi muerte.” Amen. Teresita de Lisieux, compone, el
16 de julio de 1894 para sor Marta de Jesús, una joven monja unos finos versos y los traigo a este
reflexión para observemos la delicadeza de Teresa para con su novicia
(huérfana desde los ocho años) y de este modo nos damos sobre la personalidad
de Teresita y su carisma mariano, ya que los versos están inspirado en la
Virgen del Carmen a quien le suplicaba su amparo. Desde
el primer instante de mi vida me tomaste en tus brazos, y desde aquel momento, amada Madre mía, me das tu protección aquí en la tierra. Para guardar intacta mi inocencia, me escondiste en un blando y dulce nido, custodiaste mi infancia a la sombra bendita de un retirado claustro. Y más tarde, al llegar mi juventud a sus primeros días, escuché la llamada de Jesús. Me mostraste el Carmelo con ternura inefable. "Ven a inmolarte por tu Salvador -me decías entonces con dulzura-. Cerca de mí te sentirás dichosa, ven a inmolarte con tu Salvador". Cerca de ti, oh tierna Madre mía, he encontrado la paz del corazón; en esta tierra nada más deseo, sólo Jesús es toda mi ventura. Si alguna vez me asaltan la tristeza o el miedo, en mi debilidad tú me sostienes y siempre, Madre mía, me bendices. Otórgame la gracia de mantenerme fiel a mi divino Esposo, Jesús. Para que un día su dulce voz yo escuche, cuando a volar me invite y a sentarme entre sus elegidos. Entonces ya no habrá ni más destierro ni más sufrimiento. Ya en el cielo, yo volveré a cantarte mi amor y gratitud, amable y dulce Reina del Carmelo. Muchas gracias por todos sus saludo y oraciones, el Señor les Bendiga. Pedro S. A. Donoso Brant ocds Publicado además en este link:
CRONICAS Y COMENTARIOS Clínica Santa María, 29 de
Junio de 2012 |
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