LA IMPORTANCIA DE MARIA EN LA FAMILIA

“Mujer, ahí tienes a tu hijo” luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19, 26.27).

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.    EL AMOR TIERNO Y FUERTE DENTRO DE LA FAMILIA, UN VALOR INCALCULABLE

Estamos siendo testigo de una de las situaciones más tristes del ser humano, la peor pesadilla y la más dolorosa, crisis y agonía en los matrimonios, y lo más increíble son los remedios que le estamos dando, ayudar a que se separen si trauma y no acabando con las dificultades que crean división en ellas, y de este modo, lo único que hacemos es aumentar la pena y el sufrimiento angustioso de todos sus miembros. Y la receta para que no ocurra tiene cuatro letras, “amor”. En efecto, el amor tierno y fuerte dentro de la familia es ciertamente un bien de un valor incalculable; constituye una ayuda poderosa para superar las crisis más profundas y también para vencer la desesperación.

Si fuéramos capaces de mirar cómo ha tratado Dios a la familia, y seguir ese modelo familiar en forma consecuente, podríamos recuperar la salud del matrimonio y ser testigo del fin de la angustia y el temor de muchos hombres, mujeres y niños. Temor especialmente los niños, que antes de que se den cuenta, se quedan si papa o mama o lo que es peor, con dos mama o dos papa.

Cuando Dios preparó el plan de salvación de los hombres, nos envió a su hijo y lo hizo como parte de una familia y como hijo de María, que ante el anuncio asombroso de su maternidad virginal pronuncia unas palabras que manifiestan una fe incondicionada: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38). Es un minuto también para reflexionar sobre José, que en todas las circunstancias, incluso las más embarazosas, obedece a las palabras del ángel: "José, hijo de David, no tengas ningún reparo en recibir en tu casa a María, tu mujer, pues el hijo que ha concebido viene del Espíritu Santo" (Mt 1,20-24). El mismo Jesús, en el episodio de su extravío en el templo, reivindicará para sí la primacía absoluta de la voluntad de Dios, incluso frente al sufrimiento de sus padres: “Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”  (Lucas 2,49).

En efecto, Jesús podría haber aparecido de otra forma, haber sido encontrado como un niño abandonado, haber sido adoptado por los esposos José y María, o haber llegado como un peregrino, pero Dios no lo quiso así, el nació como todos, de una mujer. Y así, Jesús, el Hijo, se crio bajo el seno materno de su madre, la santísima Virgen María y su padre San José, formando la Sagrada Familia. Además Jesús, vino al mundo en el mismo pueblo que pecó contra Dios, para confirmar el carácter de Redentor para recuperar y salvar a los hombres.

En este sentido resulta ya interesante el hecho de que Jesús acepte nacer dentro de una familia, aunque sea una familia muy particular, en donde el elemento determinante es la aceptación de la voluntad de Dios, como medida de las acciones y de los comportamientos de los miembros que la componen. Es entonces que Dios le otorgo un gran valor a la familia, Jesús nace de una mujer, es alimentado y cuidado en el seno de ella, y creció como lo hacen muchos niños, con amor familiar entregado por sus padres, la Virgen Maria y San José, y no puede ser de otra forma, porque el ambiente más apropiado para el crecimiento, formación y desarrollo emocional de un niño es la familia y especialmente con una vida ordenada, fiel, de mutua preocupación y cuidado, e intenso amor.

Así pues, la familia de Jesús es una familia en la que la palabra de Dios goza de una primacía absoluta y en la que el amor, totalmente desinteresado, es la regla para todos. Incluso en su actividad pública, Jesús manifestará todo su interés por la familia, demostrando que conoce sus ventajas y sus defectos, sus gozos y sus sufrimientos.

2.    LA FORMACION DEL HIJO CRISTIANO

Hijo es, en primer lugar, es el que recibe de un padre vida, educación, bienes para vivir y posición en la sociedad. Pero es también el que está siempre con su padre, lo escucha, le obedece y es fiel ejecutor de sus planes. El hijo es la persona de la que el padre puede fiarse incondicionalmente, que puede representarlo y realizar sus encargos. Todo esto está detrás de las expresiones usadas por Jesús: “el Hijo querido, en el cual el Padre se ha complacido” (Mc 1,11) y Dios se complace, en saber que sus hijos han aprendido a ser hombres que van por el mundo haciendo el bien, como su Hijo Jesucristo.    

Y junto con la familia, las escuelas entregan la instrucción educacional de un niño, pero los ejemplos de cómo vivir en el amor se aprenden en la familia, con respeto de los padres a los hijos y estos a sus padres, que son nuestro prójimo más inmediato, entonces como consecuencia aprendemos a cumplir los mandatos de Dios, como honrar padre y madre, no planificando matar a todo ser que se está concibiendo, no deseando la mujer del prójimo con ejemplos de fidelidad conyugal, amando al prójimo como a nosotros mismos, actitudes básicas que demuestran que entendemos que lo primero es amar a Dios sobre todas las cosas y en amor a Dios, e imitando a la Virgen María, amando a la familia como una institución sagrada.

En efecto, en la familia nace y reside el más apropiado sitio para aprender todos los buenos valores con los cuales ha de vivir alguien que ama a Dios, entonces la organización social de los hombres tiene su sitio más importante en la familia, allí el amor enseña la diferencia de lo bueno y lo malo con lo cual se enfrentará el hombre en el ambiente externo, en una unión matrimonial fuerte se implanta desde muy temprana edad firmemente los valores con los cuales los hombres aprenderán a convivir en forma armoniosa en la sociedad.

La pérdida progresiva de las cualidades morales va produciendo la agonía de la familia, los jóvenes ya no quieren asumir la responsabilidad del matrimonio y consideran gracioso vivir en parejas, la ausencia de interés por la vida familiar, va debilitando cada vez más esta institución del matrimonio que viene de Dios, adoptando de esta forma una actitud irreverente, a lo cual no podemos ser permisivos.

El hombre y la mujer unidos en matrimonio, se hacen padre y madre, cumpliendo de este modo el más importante papel de su vida al participar en la familia, por ella se desarrolla y se forma un niño, entregándole no solo las necesidades básicas, también las del amor, que es la fuente de vida de todo ser. Es así como Dios pensó como debía formarse su Hijo, es así como también le entregó a la mujer un don especial, la maternidad, pero no solo para engendrar, sino que para formar, educar, cuidar y participar activamente en la primera etapa de vida de sus hijos, es así como el entregó a María la responsabilidad de criar a su único Hijo.

3.    SOBRAN MÉRITOS PARA CONFIAR EN MARÍA COMO MODELO DE FAMILIA

Dios eligió a una mujer que con su actitud nos demostró que efectivamente era digna de ser Madre de Dios, y con esto nos damos cuenta como para Dios todos somos importantes, y que para Él no es preferente el nivel socio-económico de sus hijos, y así la mujer que da a luz al Hijo de Dios, es sencilla y simple, pero muy importante para Él, así lo explica San Lucas: “Y entrando, (el ángel) le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.”  (Lucas 1, 28-31)

Así, no queda duda de que María fue favorecida y fue muy importante para Dios y luego para todo el mundo, ella desde que recibió la visita del ángel en la anunciación, demostró su amor y fidelidad al Padre. Pureza e inocencia de corazón quedó a la vista del ángel Gabriel, es así como María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”  (Lucas 1, 34),  y el ángel le contesto: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”.  (Lucas 1, 35-38), de esta forma María nos enseñó su fe y su obediencia.

María nos muestra su humildad, su respeto y amor a Dios, con su obediencia, y lo hizo a través de toda su vida, y acompaño a su Hijo con lealtad y amor en todos los momentos, allí estuvo ella al pie de la cruz, hasta el último segundo, a pesar de que muchos ya habían abandonado a su Hijo. María participó en el plan de Dios para nuestra salvación al ser Madre de Jesús, porque no ver en ella entonces la ayuda necesaria para la salvación de los males de la familia, como esposa y madre modelo, acompañado de un ejemplo de esposo, San José, también ejemplo de padre con su hijo.

Sobran méritos para confiar en María la ayuda que necesitamos en nuestra familia, ella asumió perfectamente el papel de madre y esposa, y lo continuó dando este ejemplo a través de toda su vida terrenal.

4.    LOS ESPOSOS MARIA Y JOSÉ ESTÁN SIEMPRE UNIDOS COMO FAMILIA

Cuando nace Jesús, José esposo de María está presente, dando un gran valor a la presencia directa del esposo en el parto de su mujer, así muchos están hoy en el parto de sus hijos, me parece una actitud gratificante para todo matrimonio. “Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre”  (Lucas 2,16).

Los esposos Maria y José están siempre unidos, cuando su hijo corre peligro por el deseo de Herodes de asesinar a los niños, José le da protección a su familia y huye a Egipto y cuando muere Herodes, él los trae de regreso a Nazaret, cuando hay que cumplir con lo dispuesto en las leyes, lo hacen juntos; “Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor” (Lucas 2, 22) .

En efecto, la preocupación por la familia, la vida unida de los padres de Jesús está presente en los Evangelios, “Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua” (Lucas 2, 41). Lo triste de hoy día, es que los padres salen a actividades que pueden compartir en familia separados del resto de la familia, no cultivando la riqueza de la vida en común, de la grata compañía de los seres queridos, no dando continuidad a esa forma de ser durante el noviazgo, cuando queremos involucrar a nuestra pareja en todo y no queremos estar en ningún instante separado. “”Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta  (Lucas 2,42).

Hoy, la preocupación por los hijos disminuye cada vez más, los hijos salen y no hay preocupación por saber lo que hacen, entonces luego nos encontramos con sorpresas sobre lo que aprenden fuera de casa que no siempre es de buena orientación, ¿cuántos niños se ven abandonados en las calles?, ¿cuantos padres no saben lo que sus hijos hacen?, parece que muchos, y esta irresponsabilidad está trayendo graves consecuencias en la formación, y lo peor es que los hijos al ver que a sus padres no les importa ni lo que piensan, toman actitudes rebeldes difíciles de controlar.

Nuevamente los padres de Jesús nos muestran que ellos se sienten angustiados si no saben de su hijo, cuando Jesús se queda en el templo asombrando a los maestro de la Ley, sus padres lo buscaban y al hallarlo, le hicieron saber su preocupación; “Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando” (Lucas 2,48)

La tarea de María como madre, fue siempre abnegada, generosa, nunca pensando en sí misma, dio a luz, amamanto y alimento; crió y acompañó a Jesús por tres décadas, y cuando su Hijo partió a la casa del Padre, su presencia fue de gran relevancia, y ella asume un nuevo papel de importancia, ser nuestra Madre; “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre”. (Juan 19, 25-27)

5.    MARÍA, NUESTRA MADRE ESPIRITUAL

Entonces María es hecha nuestra Madre espiritual, esposa ejemplar, ejemplo de vida familiar, y como madre nuestra, ella nos cuida y está con nosotros sus hijos de la misma forma como lo hizo con Jesús, y está dispuesta y siempre lista para oír nuestras súplicas, cada una de nuestras peticiones y elevarlas a su Hijo, y Jesús está dispuesto a acoger lo que le pida su madre. En las bodas de Cana, sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino y Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Dice su madre a los sirvientes: Hagan lo que él les diga” (Juan 2, 3-5). Este es la gran petición de la mayor de todas las santas, hacer lo que nos diga Jesús, esto es sigan las enseñanzas de mi Hijo Jesús. ¿Y qué debemos hacer?, lo que nos dice Cristo en los Evangelios. Acoger la petición de María, responder con prontitud esa solicitud, es la respuesta inmediata, y la forma más segura de caminar por buenos caminos. María, nos indica cual es la salvación que necesitamos, María nos muestra y nos pide ir al Hijo y él Hijo nos lleva al Padre.

Toda buena madre al mismo tiempo es buena esposa, y estos son dos requisitos importantes en la familia. Toda buena madre, educa a sus hijos para que sean hombres de bien. Si Cristo es la Luz, María es un espejo que refleja esa luz. María, como madre del Salvador, es lo más parecido que hay a Jesús. Es así como Maria nos enseña como acercarnos a Jesús y además es el medio para llevarnos a Jesús. La Santísima Virgen María, con gran dedicación cuidó a su hijo y nos cuidará a nosotros, así Maria adquiere gran importancia en nuestras vidas, especialmente en nuestra vida familiar y la debemos tener en cuenta. No podemos ir a venerar a nuestra Madre si estamos por otra parte siendo permisivos con la crianza de nuestros hijos, no podemos ir a María si estamos alentando la separación de los esposos, no podemos ir a ella, y no tomarla como modelo de vida familiar.

María, Madre del Señor, estaba ante la cruz de su Hijo, y con afecto es honrada por su Hijo, “Mujer, ahí tienes a tu hijo” luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” (Juan 19, 26.27). El Señor, hablaba sus últimas palabras desde la cruz y repartía entre su Madre y su discípulo los deberes de su cariño. Otorgaba el Señor, no sólo testamento público, sino también doméstico, familiar, y María se mostró a la altura de la dignidad que correspondía a la Madre de Cristo. María aceptó, en verdad, el afecto maternal, pero no buscó el auxilio ajeno. Es un llamado a las madres piadosas, a imitar un gran ejemplo de amor maternal a su amado Hijo único.

Del mismo modo como los buenos hijos hablan siempre con su madre, podemos recurrir a nuestra madre espiritual para pedir su intersección por nuestra necesidades, especialmente las que María Santísima conoce muy bien, como debe ser una familia.

No dejemos pasa el tiempo sin orar a la Virgen María que interceda por la recuperación de la vida familiar, y por la unidad de la familia. Si lo hacemos, nos traerá mucha paz y amor a nuestros corazones.

El Señor nos Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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 Los textos bíblicos, están extraídos de la Biblia de Jerusalén

Alguna opiniones están tomadas del Diccionario Teológico RAVASI

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