LA COMUNICACIÓN INCOMUNICADA

El móvil celular, la cajita electrónica semi-mágica, ha transformado los hábitos del mundo, ya no hay un encuentro personal, con tiempo para oír, hablar directamente, mirar a los ojos, expresar sentimiento, ser parte de todos.

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    QUE LA CIENCIA NO NOS MODIFIQUE NI LA MENTE NI EL CORAZÓN PARA VIVIR DE UN MODO CRISTIANO.

A diferencia de cierta opinión errada, la religión no es una idea anticientífica, pues el hombre está llamado a crear todo aquello que sea para el bien de los demás, lo que si hacemos por nuestra fe cristiana, es oponernos a aquellas pretensiones totalizantes de la ciencia, que lleva a buscar poder para dominar o esclavizar al hombre. En efecto, la fe no es búsqueda de poder, sino búsqueda del sentido y del don que se nos ofrece gratuitamente y de forma libre. Los hombres de fe,  somos perfectamente capaces de integrar la visión científica del mundo, buscando el sentido y el valor que muchos avances dan al hombre un mejor modo de vida y mayor integración con el resto, como es el caso de las comunicaciones. Lo que debemos tener claro los hombres de fe, es que no podemos considerarnos como dueños del mundo, pero si guardianes de que la ciencia no nos modifique ni la mente ni el corazón para vivir de un modo cristiano, compartiendo nuestros conocimientos, nuestra caridad y nuestra ayuda a quien lo necesita.

A diferencia de la forma de vida que han tenido muchos hombres antes que nosotros nos hiciéramos presente en el mundo, hoy tenemos a nuestro servicio mucha ayuda de la ciencia, tanto para nuestras necesidades médicas como para la vida en general, computación, telefonía celular, medios sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp, y a todos estas ayudas debemos darle un uso inteligente y en buena forma, con respeto a los demás, algo que no siempre se hace.

2.    LA TELEFONÍA CELULAR HAN TRANSFORMADO NEGATIVAMENTE A LAS PERSONA

En este artículo, me quiero referir a uno de las ayudas tecnológicas que tenemos a diario en nuestras manos.

En el mundo de la ciencia, hay muchas cosas que están hechas para el bien de la sociedad, pero algunos de estos inventos, tales como el Smartphone, de la telefonía celular han transformado negativamente a las personas, y en muchos casos, los han convertidos en unos perfectos mal educados, por tanto el saber utilizar estos aparatos, requiere ser fuertes para no ser tentados en caer en una decadencia cultural.

En efecto, la influencia de estas cajitas electrónicas semi mágicas, ha transformado los hábitos de comportamiento de las personas y es responsable hoy día del mayor aislamiento del resto de la sociedad, la familia y los amigos. Pero lo peor, aparte de convertirse en un perfecto distraído, es fuente y origen de malos modales. En efecto, el mal uso de esta caja electrónica, interrumpe buenas conversaciones, las reuniones, los almuerzos familiares, y podría citar centenares de situaciones por contestar a veces llamadas que ni siquiera se saben de dónde vienen o quien las hace, con tal absurdo, que hay gente que abandona un buen momento para oír algo importante por algo que luego resulta inútil.

Me viene a la memoria un caso que me ocurrió en el año 1966, en un viaje de trabajos voluntarios de verano, eventos sociales que hacíamos en mi época de estudiante, donde tuve que viajar a más de 1000 km. de mi casa, y mi padre me había encargado de avisar como había llegado. Entonces tuve que caminar cerca de una hora, estaba en un sitio rural, para acercarme a la compañía de teléfono o correos más cercana. La operadora telefónica, era de conexión de cable a través de tablero, tardo cerca de media hora en poder comunicarse con mi casa, cuando pude hablar, mi padre me recordó que fuera breve por el alto costo de la llamada y al decirle lo bien que estaba, quedó muy en paz hasta mi regreso un mes después. Fueron dos minutos de conversación muy emotivas, y han pasado 50 años y no la olvido.

3.    EL USO OBSESIVO DEL TELÉFONO, NOS HA CAMBIADO LA CONDUCTA

Lo increíble de hoy día, es que un gran porcentaje de personas dicen que no puede vivir sin su teléfono, y me parece que más que mejorar nuestra relación, nos lleva a la incomunicación. Y entonces vemos actitudes sorprendentes, gente que va al baño y se preocupa más de llevar su teléfono, que dejar a alguien en una conversación importante, he oído algunos que dejan el celular bajo la almohada, para esta atentos, otros se caen por que no miran por donde caminan, o tropiezan con algún transeúnte.

El uso obsesivo del teléfono han llegado al punto de que no hay conciencia de la molestia que produce el sonido del timbre de llamado, en salas de reuniones, cines, conferencias, celebraciones religiosas y se habla en voz alta interrumpiendo el acto sin tener conciencia de la molestia que produce o sin sentir ya vergüenza por tener en público malos modales. Y digo esto, porque la tecnología de estos aparatos permite utilizar el modo de vibración para recibir las llamadas o el modo silencio para el caso de que se está en algún evento, pues siempre será mejor que nos dejen un mensaje de voz para volver a llamar luego y así no interrumpir el acto. Los teléfonos, tienen como respetar algunas reglas de buena conducta con las demás personas, pues no es difícil controlar el volumen, el tono de llamada, el volumen de voz, etc., algo básico de la persona bien educada.

También es censurable, ser inconsciente de que te están escuchando a tu alrededor, es decir, debemos darnos cuenta que la conversación es entre yo y el otro teléfono, algo básico, porque nos damos cuenta que muchas personas se olvidan cuando hablan por teléfono de que hay más gente a su alrededor, y dan gritos, o manifiestan malestares u otras emociones, insultan, dan detalles de la vida privada, comercial, profesional, que estoy seguro que no seríamos capaces de darlo públicamente a conocer. Por tanto, hay que mirar quien esté alrededor, para evitar algunas expresiones que puede molestar o dañar a los demás.

4.    LA COMUNICACIÓN INCOMUNICADA

Tenemos que reconocer que el enorme desarrollo de los medios de comunicación social ha hecho posible la difusión de un caudal inmenso de datos, de informaciones y de conocimientos que antes estaban reservados a unos círculos restringidos de especialistas, pero nada remplaza a la palabra y el lenguaje humano que le da expresión. Es la comunicación incomunicada, es decir apartada o enclaustrada que nos lleva al aislamiento del el resto de las personas, incluso con la más amada. 

En efecto, lo más triste, a mi modo de pensar, es observar como el celular o móvil es más importante que la compañía de personas muy queridas en un almuerzo, cena o reunión social. O como se le da más importancia a esa cajita mágica que a la pareja que ha citado a su encuentro, al trabajo, los amigos o familiares, desviando de este modo la atención y a cada momento dejando la conversación en segundo plano o sin oír al que habla. Otra actitud de mucha falta de consideración, es dejar el celular encima de la mesa, dando a entender que cualquier llamada, mensaje o correo electrónico es más importante que el encuentro que se tiene, y de esta forma dejar una mala impresión y una falta de respeto para los acompañantes, sean estos amigos o familiares. En efecto, esto es un gesto que se convierte en un desprecio y una falta de respeto. No obstante cuando nosotros acudimos a una persona que nos va atender, cualquier circunstancia que sea, y está pegada al teléfono más que a nosotros, nos molesta mucho.

5.    LA APATÍA DE LA CIBERADICCIÓN

Ciertamente, reconozco que el Internet, es una fuente inagotable de diversos modos de comunicación y entretenimiento, nos ha facilitado mucho la vida en muchos aspectos, pero también nos ha aumentado la curiosidad y el deseo de saber más que hay por esta forma de comunicarse, siendo esto último una gran paradoja, porque independiente de la conexión, nos desconectamos del trato personal de nuestros amigos y familiares por periodos de tiempo prolongados, cuestión que muchas veces nos invitaba a ser más empático, teniendo una participación afectiva  con los demás, sintiéndonos cercanos a la realidad ajena, generalmente en los sentimientos de otra persona. En efecto, escribiendo o tecleando, nos expresamos bien,  pero cuando la comunicación es de persona a persona, es distinto porque lleva implícito miradas y sentimientos que a través de la pantalla, si no es por algún emoticón, no es posible hacerlo.

Otro aspecto malo es cuando por este medio de comunicación se crea un personaje a la propia medida y consciente o inconscientemente, nos transformaos en un yo ideal para los demás y no dejamos que otros nos conozcan tal cual somos.

Por otra parte, las personas ya conectadas a Internet no se conforman solo con revisar si les ha llegado algún e-mail, correo electrónico, una o dos o más veces al día, sino que a cada vez que ven un segundo disponible comienzan a navegar. O bien toman en forma rutinaria la costumbre de revisar su correo electrónico durante muchas ocasiones por cada hora y pueden permanecer conectados a la red desde que se despiertan por la mañana hasta que se retiran a dormir por la noche.

Todo esto, nos va produciendo un deterioro en nuestra relación y comunicación con las personas. Es así, como el usuario excesivo del chat o el correo electrónico, u otros medios sociales de comunicación, va dejando de lado actividades sociales habituales que nos permitían conocer en forma personal las alegrías y emociones de nuestros amigos y familiares, por tanto no es de extrañar, que esta forma de relacionarse con el mundo, va produciendo una nueva forma de indolencia,  abandono y apatía que enfrentados directamente no la tendríamos.

6.    TIEMPO PARA OÍR, HABLAR DIRECTAMENTE, MIRAR A LOS OJOS, EXPRESAR SENTIMIENTO, SER PARTE DE TODOS. 

Finalmente, y el propósito de tratar este tema, que nos compete a todos los que consideramos importante que no debemos separar nuestra enseñanza religiosa y cristiana en el papel que en ella ha de representar toda la comunidad, es preocuparnos para que no se pierda la relación de amor y de solidaridad que une a todos sus miembros, que es la expresión más completa, aunque provisional, de aquello a lo que tiende la actuación de Dios en el mundo. Está claro que en la comunidad existen personas dotadas de especiales carismas de enseñanza; pero si les falta la colaboración activa, mediante el ejemplo y el testimonio, de todos los demás miembros de la comunidad, su enseñanza se reducirá fácilmente a una mera comunicación de doctrinas y de explicaciones humanas.

Finalmente hay que recordar que la forma de vida de todo cristiano, tiene que caminar siempre conforme con el mensaje transmitido. Con esto no quiero afirmar que nuestra vida religiosa debe tratar de alejar al mundo de las redes sociales, sino que debe invitar a vivir y relacionarse sin olvidar que debe ser conforme con la actuación de Dios en el mundo y en la historia. Por esa razón, creo que al tratar esto temas, se deben ofrecer puntos de reflexión para cualquier otro tipo de enseñanza, que nos lleven a mejorar las relaciones interpersonales y sociales profundas, y que debe tener en cuenta continuamente la práctica y los objetivos por los que se comunican ciertas formas de convivir, mejorando la sabiduría, la fuerza y la riqueza de la comunicación entre los hombres, pero sin olvidar que el verdadero valor es el conocimiento de Dios como aquel que crea relaciones humanas justas, estableciendo en la tierra el deseo de vivir para sí y para los demás, especialmente con nuestro prójimo más próximo, que se concreta en la edificación de relaciones humanas comunitarias y, por tanto, en la entrega de uno mismo a los demás, con un encuentro personal, con tiempo para oír, hablar directamente, mirar a los ojos, expresar sentimiento, ser parte de todos. 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Santiago de Chile, diciembre de 2015


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