El que confía en el
Señor será feliz. (Proverbios 16, 20) Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant 1.
LA FELICIDAD ES
UN MOMENTO EMOCIONAL Que es la
felicidad?, es una pregunta que trae conflictos, ya que se puede responder
indistintamente según el estado de ánimo y/o experiencia personal al
respecto. Voy a tratar de definir que es para mí la felicidad y luego voy a
suponer que mi opinión puede ser válida para algunas personas, pero
seguramente, habrá muchos que tendrán una opinión distinta. A mi parece, que
la felicidad no es otra cosa que el instante de ánimo que poseemos, donde nos
encontramos complacidos de estar en
posesión de un bien que nos llena de gozo y de paz. Y este bien, puede ser
espiritual o en otros casos material. San Alberto Hurtado tenía una linda
expresión: “Contento Señor Contento” Con todo, la felicidad
es un momento emocional que se nos produce cuando sentimos haber alcanzado un
fin que anhelábamos, y nos hace exclamar: ¡Por fin! Tal momento o estado
emocional nos trae una gran paz interior, nos hace ver todas las cosas
positivamente y nos da un visón positiva de todo lo que percibimos, entonces
nacen en nosotros buenos propósitos y ésta dicha nos estimula a conquistar
nuevas cosas en nuestra vida. 2.
ALEGRÍAS Y
PLACERES QUE LA VIDA ORDINARIA PUEDE OFRECER AL HOMBRE Hay dos sentencias
singulares sobre la felicidad en el Eclesiastés. “No hay mayor
felicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar en medio de sus
fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano de Dios, pues quien come y
quien bebe, lo tiene de Dios. Porque a quien le agrada, da El sabiduría,
ciencia y alegría”; (Eclesiastés 2,
24-26) “Comprendo que no
hay para el hombre más felicidad que alegrarse y buscar el bienestar en su
vida. Y que todo hombre coma y beba y disfrute bien en medio de sus fatigas,
eso es don de Dios” (Eclesiastés 3,
12-13) Las antecedentes de
estas sentencias, parecen una forma poco usual sobre cómo conseguir la
felicidad. Me parece que el escritor sagrado ha buscado la felicidad en algo
que llene plenamente el corazón humano en aquellas cosas siente necesaria,
esto es la sabiduría y los placeres. Quizá está pensando en aspectos que
hacen aguantables las desgracias y los infortunios de la vida. Entonces,
parece que la felicidad consiste en comer y beber y estar contento en cosas
simples. Es así, como se pueda interpretar “comer y beber” cómo una expresión
que tiene el sentido de alegrías y placeres que la vida ordinaria puede
ofrecer al hombre, entre los cuales, por lo demás, los placeres de la mesa
ocupan un lugar destacado. 3.
LA FELICIDAD
VIENE DE LA MANO DE DIOS No lo dice
explícitamente estas sentencias del Eclesiastés, pero quizá es parte de esa
felicidad el tener un trabajo estable y bien pagado, porque de esa manera, se
pueden conseguir bienes y riquezas de las cuales se puede gozar. Todo esto no
se produce si se adopta la actitud del avaro, que acumula sus bienes para que
luego disfruten de ellos sus herederos después de muerto. Y esta felicidad
relativa, afirma escritor del Eclesiastés, “viene de la mano de Dios” y
también; “eso es don de Dios”. Esto
nos dice que el autor en todo admite la existencia de Dios al considerar como
don suyo esa felicidad de cada día que las cosas de la tierra pueden
proporcionar al hombre que no encuentra la felicidad plena y perfecta en las
cosas de este mundo, y recomienda contentarse con esa felicidad relativa que
ellas, por disposición de Dios, le pueden proporcionar. 4.
FELIZ EL HOMBRE
QUE SE EJERCITA EN LA SABIDURÍA No me cabe la menor
duda, que Dios no condena la alegría honesta de sus hijos, por los bienes que
El mismo asigna al hombre. La
sabiduría y las alegrías no están en nuestra mano, ya que no todos tienen la
inteligencia suficiente para alcanzar la sabiduría, ni el éxito sonríe a cada
hombre en sus empresas. No obstante, es Dios quien concede esas fuentes de
relativa felicidad, y no conforme a nuestro antojo, sino a su voluntad
soberana, que proporciona sabiduría y gozo a quien le es grato. “Feliz el hombre
que se ejercita en la sabiduría, y que en su inteligencia reflexiona, que
medita sus caminos en su corazón, y sus secretos considera”.
(Eclesiástico 14, 20-21) 5.
LA FELICIDAD ES
EL FIN MÁS PRECIADO POR EL HOMBRE Ciertamente, todos
buscamos de algún modo nuestra propia felicidad, la consideramos necesaria,
es un requisito para hacer una vida contenta, armoniosa y nos da sentido a la
vida. Por tanto, la felicidad es algo a lo cual no queremos renunciar. Una
gran paradoja, es la del suicida que siente que sufre mucho y renuncia a la
vida, pensando que esa acción lo deja más contento, porque cree erróneamente que
muriendo dejará de sufrir. Por tanto podemos
opinar, que todos los pasos que desea dar el hombre, es para buscar en una
forma o en otra, a su propia felicidad. Y estos pasos son siempre en la
búsqueda de un bien, como ya he dicho, material o espiritual, pero bien en
fin, por lo cual el bien y la felicidad son una misma cosa, pero con
distintos nombres. Parece ser,
entonces, que la felicidad es el fin más preciado por el hombre, aunque
supeditado a la gloria de Dios, entendiendo fin último absoluto de toda la
Creación, al que se orienta siempre de una manera ineludible, superando de
sobre manera, y manifestando su propia libertad. Con relación a esta
felicidad en común, el hombre se somete y de ella no es libre, se destina
siempre y necesariamente a ella y lo hace a través de una gran diversidad de
medios, los que pueden ser verdaderos o falsos, buenos o malos. 6.
EL AMOR ES
FUENTE DE FELICIDAD Otra visión sobre
la felicidad, es el deseo profundo que tenemos de amar y sentirnos amados, en
especial, si llegamos a descubrir el inmenso amor que recibimos de Dios. Por
tanto, crecemos, nos realizamos y encontramos la felicidad en el amor. En
este caso, entonces, paree ser que el fin de nuestra existencia es amar. Por otra parte, y
con razón, algunos sabios presentan el amor como fuente de gozo y de
felicidad. Esto se palpa y se desprende bien
de algunas sentencias sapienciales
muy significativa a este propósito, tales como: "Más vale un
plato de legumbres, con cariño, que un buey cebado, con odio”. (Proverbios 15, 17). El secreto de la felicidad humana
radica en el amor, y no en la abundancia de bienes, en la riqueza o en el
poder; por esta razón se declara bienaventurados a aquellos que mueren en el
amor: “Felices aquellos que te vieron y que se durmieron en el amor, que
nosotros también viviremos sin duda”. (Eclesiástico 48,11). 7.
LA FELICIDAD EN
LA BIENAVENTURANZAS Otros aspecto
“reflexionable”, sobre la felicidad, son las bienaventuranzas bíblicas. La
vida común, no trae o no nos otorga una felicidad espiritual si la hacemos
lejos de la idea de que la felicidad viene dada por Dios. Las
bienaventuranzas, es decir las felicidades, “piadosas",
“misericordiosas", “magnánimas", proclaman la felicidad del hombre
que pone su confianza en Dios, que se preocupa de agradarle, que goza de su
benevolencia y de su protección, y algo que me parece importante, las
bienaventuranzas a uno lo predisponen de verdad a no sentir tristeza por las
cosas que nos pasan a diario, porque si son buenas hay mucho motivos de
felicidad, pero si nos vienen dificultades, superamos la tristeza porque
confiamos en que estas serán resueltas con la ayuda divina. “Feliz aquel que
en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza en el Señor su Dios, (Salmos 146,5) Por tanto, la
felicidad que proclaman las bienaventuranzas está unida, por consiguiente, a
una esperanza y descansa en la garantía de la palabra del Señor Jesús. El
acceso a esta felicidad está ya concedido a los que llevan a cabo en su vida
las exigencias de las bienaventuranzas, pobres de espíritu, mansos, los que
lloran, hambre y sed de la justicia, misericordia, pureza de corazón, trabajar por la paz y ser perseguidos por
causa de la justicia. Y las garantías de la felicidad, es la Palabra del Señor:
Alégrense y regocíjense, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
(Mt 5,12) 8.
LA FELICIDAD
NATURAL Y LA SOBRENATURAL Podemos distinguir,
ante todo, la felicidad natural y la sobrenatural, según sí logramos alcanzarla
con las solas fuerzas de la naturaleza o con la ayuda de la gracia y
elevación al orden sobrenatural. La primera, o natural, es esencialmente
imperfecta, caduca y transitoria, ya que sólo se refiere a esta vida, la que
es breve. Por tanto tampoco se puede alcanzar con plenitud por su propia
caducidad y múltiples errores. Habiendo sido
elevado por Dios el género humano al orden sobrenatural de una manera
gratuita y trascendente, que rebasa infinitamente todas las exigencias del
orden natural, no existe para el hombre un fin puramente natural. O alcanza
su plena felicidad sobrenatural, o pierde también su elemental felicidad
natural. 9.
FELICIDAD
ABSOLUTA O RELATIVA Pero también, esta
felicidad puede ser absoluta o relativa. La absoluta es la que sacia
plenamente el deseo de ser feliz, sin que pueda desearse nada más. No es
posible en esta vida, pero lo será en la otra. La relativa proporciona una
satisfacción parcial e imperfecta, en una determinada línea o en un género
limitado de bienes. Cabe en esta vida cierta felicidad relativa en la
práctica perfecta de la virtud. La felicidad absoluta puede considerarse desde el punto objetivo como el Bien perfecto y absoluto, que excluye todo mal y llena y satisface todos los deseos del corazón humano. Es este el camino de perfección de la criatura. Y desde el punto de vista subjetivo, es el estado perfecto que resulta de la posesión de todos los bienes. Nada absolutamente le falta ni le puede faltar. Solo Dios basta, o quien a Dios Tiene, nada le falta. (Teresa de Jesús), y la felicidad estará en él. El
Señor nos ayude y nos bendiga Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Fuentes
y Bibliografía: Textos Bíblicos de la Biblia de Jerusalén Lectura reflexión del Libro Teología Moral
Para Seglares, A. Royo Marín. Temas sobre Moral de, www.caminando-con-jesus.org Publicado en mi
página WEB www.caminando.con-jesus.org
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