El Papa Francisco y el
Papa emérito Benedicto XVI ¿Es necesario y evangélico
comparar? Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant 1.
HOMBRES DE DIOS DEDICADOS A TRABAJAR PARA EL MISMO
SEÑOR Desde el mismo
instante que aparece en el balcón el Papa Francisco, el asombro llega a todos
los fieles católicos y el mundo que observa el anuncio del nuevo Papa, no es
europeo, tampoco africano ni de piel morena como alguno vaticinaban, ahora,
le corresponde a un latinoamericano. Las primeras palabras del Papa Francisco
fueron para Benedicto XVI, algo muy obvio, el mundo estaba conmovido por la
renuncia del ahora Papa Emérito. Inmediatamente,
comienzan las comparaciones, la morbosidad del hombre sale a la luz, y se
repite el mismo caso cuando fue elegido el Papa Benedicto XVI, y no se medita
que se trata de dos personalidades muy diferentes, orígenes, espiritualidad,
formación, etc., pero con una misma vocación, hacer presente a Jesucristo en
medio de un mundo que cada vez más se aleja de Dios. Dios nos ha
creado libres, para elegir nuestro modo de vida, para elegir nuestro carisma,
lo que tenemos que hacer, es seguir a Jesús como él nos ha pedido; “Si os
mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis
la verdad y la verdad os hará libres….. Si, pues, el Hijo os da la libertad,
seréis realmente libres. (Jn 8, 32-35). Por esa razón, nuestra libertad como
católicos, va mucho más allá de lo que cualquier ser humano pueda expresar.
Los cristianos son hijos de la esposa libre, liberados por Cristo para
alcanzar la libertad (Ga 5,1). En efecto, Jesucristo trajo la realidad de la
verdadera y definitiva alianza, porque haciendo al hombre libre lo hace
verdaderamente hombre, es decir, hijo de Dios. Así pues, el
cristiano es aquel que ha recibido de Cristo la libertad de ser él mismo (o
sea, hijo de Dios y espíritu) y el Papa Emérito Benedicto XVI, como ahora el
Papa Francisco, a mi parecer, encuentran
en la comunión con Cristo la posibilidad de disponer con plena libertad de
todo lo que es, saben que Dios actúa y en ellos y realizan su cometido con
libertad inteligente y responsable. Ciertamente,
hay una diferencia entre como es el papa Francisco, de cómo es el Papa Emérito
Benedicto XVI y de cómo era el Papa Juan Pablo II. Podemos pensar en un Juan
Pablo II místico, algunos explican esto por su cercana espiritualidad a San
Juan de la Cruz, dónde el hizo su tesis,
y el Papa Benedicto XVI es un hombre mucho más fundado en la razón, que es parte de la diferencia
en su estilo personal y la manera como abordan la teología, ya que el papa
Francisco no proviene de la teología tan académica. Con todo, han sido y son
hombres de Dios dedicados a trabajar para el mismo Señor, haciendo las mismas
cosas, pero con su sello personal. 2.
LA POLÉMICA Y LA INSIDIA Una vez elegido
Papa Benedicto XVI, muchos se desahogaron y entraron en la polémica de quien
era el nuevo Papa, ha llegado un “Panzer” decían, un Papa Nazi y así muchas
críticas. Triste espectáculos, mostraron muchos que incluso estaban en la
Curia y mostraban descontento y gustaban de hacer comparaciones con el Papa
Juan Pablo II. Pero al poco tiempo, el
Papa Benedicto XVI, fue mostrando que era un auténtico pastor, hombre bueno,
que de imagen dura, Dios lo puso a gobernar una época muy característica
donde abundaban los pastores débiles, o incluso tal vez los malos pastores.
Difícil tarea le había encargado Jesús, razón por la cual la primera tarea
que tuvo que enfrentar, fue buscar rodearse de los hombres prudentes y
santos, para ser aconsejado bien, y seguro que lo primero que hizo, fue informarse y hacer cambios, pero todos
hechos con delicadeza. “Porque, todo árbol bueno da frutos buenos…Un árbol
bueno no puede producir frutos malos”. Es posible que estos cambios no hayan
gustado, o no haya podido hacer todo lo necesario en su tiempo, pero el Papa,
sabía que la Iglesia lo necesitaba, porque él es un hombre de evangelio. “Así
que por sus frutos los reconoceréis”, Palabra del Señor (Mt 7, 15). Cristo Jesús,
necesita hombres y mujeres valientes, que actúen con valor, con ánimo y con
decisión en todo tipo de ocasión, y no me cabe la menor duda que el Papa
Benedicto XVI, así lo hizo y puede decir como San Pablo, “He competido en la
noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y
desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el
Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan
esperado con amor su Manifestación”. (2 Tim 4, 6-8) Pero al nuevo
Papa Francisco, también le llegaron desde el primer día las acusaciones
formuladas sobre una supuesta cercanía e incluso colaboración con el régimen
militar en Argentina y los periódicos publicaban críticas sobre el supuesto
papel que jugó el entonces el Papa como el obispo Jorge Mario Bergoglio en el
encarcelamiento de dos opositores que pasaron meses en prisiones militares
argentinas. Y así, la polémica acompañó al nuevo Papa durante tres o cuatro
de las primeras semanas de su pontificado, y a pesar de las aclaraciones de
personas como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel que dijo: “Hay
obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no”, hay quien
aún sigue pensando que tal colaboración existió, y otras personas un poco más
caritativas, para mitigar ese asunto expresan que al Papa “quizás le faltó
coraje para acompañar la lucha por los derechos humanos en los momentos más
difíciles.” ¿Y quien tiene la facultad de criticar o cuestionar lo que pasaba
por el corazón del obispo Jorge Mario Bergoglio durante esa triste época? 3.
ESTILOS DISTINTOS Desde la
perspectiva humana, ciertamente, llama la atención los cambios de estilos, y
si no los hubiera, tendríamos una lluvia de comentarios de todo tipo de
intenciones. Entonces se ha comenzado a destacar la renuncia de habitar el
tradicional apartamento pontificio para vivir en la Casa Santa Marta, el
cambio de sillón, gestos como dejar que un joven minusválido aborde el papamóvil,
poner firmemente a los pobres en el centro de sus mensajes, el especial acercamiento a la gente, etc.,
mostrando así, más bien una forma de ser de la Iglesia de un continente más
pobre y menos fastuosa que la europea, basta comparar los grandes templos
construidos en Europa con las sencillos templos que existen en Latinoamérica,
es decir, dos realidades distintas. Con todo, se trata de dos personalidades
muy diferentes, de dos mundos diferentes, realidades diferentes, pero con una
misma vocación: hacer presente a Jesucristo en medio de un mundo alejado de
Dios. 4.
EL PAPA PROFESOR Hemos disfrutado
durante el pontificado del Papa Benedicto XVI, un hombre que busco ser el
guía de la Iglesia desde su formación intelectual y académica, reconocido por
ser un gran profesor. Quizá ese era su
tiempo, demostrar que la fe no tiene por qué estar chocada con la razón, y la
gran tarea encomendada a muchos académicos de la Iglesia sigue siendo unir fe
y razón. Esta responsabilidad nos ha sido dada por Dios. Esto es lo que
distingue al ser humano y el Papa Benedicto XVI, fue puesto por Dios como un
profesor, que quiso explicar la unidad
de fe y razón y que estuvieran en primer plano, y así fue como también hemos
tenido el año de la Fe, algo tan indispensable. “Y (Jesús) no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe”.
(Mateo 13,58). Y así ha sido
como hemos disfrutado de un Papa Benedicto XVI amigo de la palabra, teólogo entusiasta
por dar a conocer a Jesucristo en un lenguaje claro, suave, mostrando ser un
pensador excepcional. Sin embargo, la
enfermedad del hombre, pasa muchas veces por fijarse en los suntuarios, más
que en las ideas, a modo de ejemplo, a la reina de Inglaterra, la alaban por
vestirse bien y sería un espanto de críticas si vistiera de “jeans” y no
respetara sus tradiciones, y el Papa emérito solo, eso creo, mantuvo antiguas
tradiciones, tales como utilizar los zapatos rojos al estilo de antiguos Papas,
la esclavina o incluso el camauro, (gorro rojo ribeteado con armiño), muy
usado en el Renacimiento para los fríos inviernos. Con todo, me quedo con las
Palabras del Señor: “El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el
hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas. Os digo que de toda palabra
ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio. Porque por
tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado”. (Mateo 12, 35) 5.
EL PAPA PASTOR El Papa
Francisco, en cambio, ha llegado a su ministerio con una formación distinta,
es una hombre formado en la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, y ahora
sabemos de su cercanía a San Francisco de Asís, y de ahí su nombre papal y su
predilección por los pobres, tal como lo anunció a los periodistas durante un
encuentro en el Aula Pablo VI: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los
pobres” Como Pastor, el
Papa Francisco es un hombre de gestos más parroquiales, sin tanto protocolo y
si los hay, busca romperlos para poder acercarse a saludar a los fieles, con
predilección a los niños y los enfermos, con una actitud de sencillez y cercanía,
lo que le hace tener una identidad nueva. Entonces, viste de forma distinta,
busca hacer visible la pobreza evangélica, utiliza un anillo del Pescador de
plata en lugar de oro, su cruz pectoral es de metal y sin ornamentos y viste
simplemente con la sotana blanca, y no se ha cambiado de zapatos. Esto ha gustado
a la gente y me parece bien. 6.
DEJEMOS QUE SE CUMPLA ESTA VOLUNTAD DE DIOS Cuando el
Señor, eligió a sus doce Apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su
hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo
y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago
el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le
entregó. (Mateo 10, 2), todos tenían una formación distinta, un trabajo
distinto y cada uno hizo su tarea según su estilo personal, salvo el que le
entregó, fueron hombres de Dios dedicados a trabajar para el mismo Señor
Jesús, predicando la mismas palabra, pero
con su sello personal. Dejemos que se cumpla esta voluntad de Dios, que nos
ha enviado hombres buenos para llevar a cabo su obra, y no actuar con egoísmo,
que nos hace ver las faltas de nuestro
prójimo con gran facilidad, aumentamos las de ellos y despreciamos la
nuestras. Seamos además valientes y apegados a nuestros valores y principios,
no condescendamos, no convivamos, no aceptemos, no nos contaminemos, no
promovamos, no aplaudamos y no nos manchemos con este proceder, el distinto estilo
de vida de cada uno de los Papas, ya que el Señor, que sabe lo que es
necesario para cada uno de nosotros, sabe bien para que y por qué hace las
cosas. Unidos
en la oración Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant Publicado en mi
página WEB www.caminando.con-jesus.org
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