“El Señor nos prepara una mesa”

Reflexión desde el Salmo 22, 1- 6

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


SALMO Sal 22, 1- 6

R. El Señor nos prepara una mesa.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.

 

Dios, Pastor del Justo.

En este bello poema idílico, el salmista juega con dos similitudes alegóricas, el buen pastor desde los versículos 1 al 4 y en los versículos siguientes al padre de familias, que hace gala de espléndida y generosa hospitalidad. Bajo estas semejanzas, el salmista expresa la confianza ciega del justo en la providencia solícita de su Dios. Nada le puede turbar. El tono es marcadamente personal; por tanto, no se presta a una interpretación colectiva.

Como en los salmos anteriores, se atribuye este magnífico segmento poético al propio David. Realmente, ninguno mejor que David sabía lo que era la vida del pastor y su solicitud por las ovejas, pues era su profesión en los tiempos de su niñez. Sin embargo, como en el versículo 6 se alude a la “casa del Señor,” el templo de Jerusalén, parece que la composición es posterior a Salomón, constructor del santuario.

Desde el punto de vista doctrinal, el salmo es una lección de confianza tranquila en Dios, solícito Pastor y Padre de familias, que protege al huésped de todo peligro y le provee abundantemente de todo.

El Señor buen pastor

En los primeros cuatro versículos, bellísimamente, el salmista compara su Dios al pastor solícito; El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. que se preocupa de sus ovejas. Como tal, busca los mejores pastos para su rebaño y las frescas aguas. me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas”. En tierras un tanto estériles como las de Palestina, los pequeños oasis y praderías son codiciosamente buscados por los pastores. En los salmos es frecuente la afirmación que el Señor es el Pastor de Israel, su pueblo.

El Señor hospitalario.

En los versículos siguientes, 5 y 6, hay una nueva semejanza para expresar la providencia solícita del Señor para con el salmista. Antes era el buen Pastor que le defendía contra los peligros y le llevaba a fecundos pastizales, ahora es el bondadoso padre de familia que recibe amorosamente al justo en su tienda, prodigándole todas las atenciones que son de ley en la tradicional hospitalidad oriental.

Frente a los enemigos” del salmista, para dar una sensación más de favor, el Señor dispone una mesa bien abastecida a su huésped honrado, y, conforme al rito de las grandes casas señoriales, le derrama el óleo sobre su cabeza; ”Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa”. En los banquetes orientales no puede faltar la unción perfumada. El anfitrión, además, ofrece personalmente la copa rebosante de bebida al huésped: mi copa rebosa”. Todo es generosidad y señorío en la casa del Señor, que honra delicadamente al salmista. Su copa (cáliz), es decir, la amistad íntima del salmista con su Dios, rebosa sin medida ante la envidia y despecho de sus enemigos, que son testigos de las generosidades del Señor del justo. Al lado de su Dios se siente seguro, porque experimenta diariamente su bondad y benevolencia. Como es ley en los salmos, el justo encuentra su máxima felicidad en vivir en la casa del Señor:”Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo”, participando de sus solemnidades litúrgicas, en las que se manifiesta diariamente la “faz del Señor.” Quizá el salmista sea de la clase levítica o sacerdotal, y entonces la casa del Señor tiene para él un sentido especial, ya que es el huésped cualificado de la misma por prescripción oficial de la Ley.

Ante el maravilloso designio que Dios anuncia, el salmo expresemos una profunda confianza en el Señor rezando: “El Señor nos prepara una mesa”

Pedro Sergio

Para seguir reflexionando con este salmo, ir al siguiente link:

http://www.caminando-con-jesus.org/SALMOS/SALMO23.htm o al link:

EL SEÑOR ES MI PASTOR (DEL SALMO 22)

 

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

Fuentes: Algunos comentarios están tomados del estudio de la Biblia Comentada de Nácar-Colunga

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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