MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998.
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10-12-2023
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Nº MD 9.211
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Para leer más sobre el
Adviento, en este link: ADVIENTO
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DOMINGO II DE ADVIENTO
CONVERSIÓN Y AUSTERIDAD
El
segundo domingo –también en consonancia con los otros ciclos – se centra en
la figura de Juan el Bautista (Mc 1,1-8). Marcos subraya fuertemente su
carácter de mensajero y precursor: es como una estrella fugaz que
desaparece rápidamente, pues está en función de otro –como subraya el
inicio de la perícopa: «Evangelio de Jesucristo»–. Su estilo recuerda al
gran profeta Elías, que según la tradición judía debía preceder
inmediatamente al Mesías (cfr. Mc 9,11-13). En el contexto del adviento,
este texto orienta enérgicamente hacia Cristo, hacia el Mesías que viene
como el «más fuerte» y como el que «bautiza con Espíritu Santo». La
respuesta multitudinaria con que es acogida la llamada de Juan a la
conversión es signo de cómo también nosotros hemos de ponernos
decididamente en camino para acoger a Cristo con humildad y sin
condiciones.
Juan Bautista nos es presentado como
modelo de nuestro Adviento. Hoy sigue haciendo lo que hizo para preparar la
primera venida de Cristo. Ante todo, nos pide conversión. No podemos
recibir a Cristo si no estamos dispuestos a que su venida cambie muchas cosas
en nuestra vida. Es la única manera de recibir a Cristo. Si esta Navidad
pasa por mí sin pena ni gloria, si no se nota una transformación en mi
vida, es que habré rechazado a Cristo. Pero para ponerme en disposición de
cambiar he de darme cuenta de que necesito a Cristo. En este nuevo
Adviento, ¿siento necesidad de Cristo?
Juan Bautista se nos presenta como modelo
de nuestro Adviento por su austeridad –vestido con piel de camello,
alimentado de saltamontes...– Pues bien, para recibir a Cristo es necesaria
una buena dosis de austeridad (Rom 13, 13-14). Mientras uno esté ahogado
por el consumismo no puede experimentar la dicha de acoger a Cristo y su
salvación. Es imposible ser cristiano sin ser austero. La abundancia y el
lujo asfixian y matan toda vida cristiana.
Cristo viene para bautizar con Espíritu
Santo. Esto quiere decir que el esperar a Cristo nos lleva a esperar al
Espíritu Santo que él viene a comunicarnos, pues “da el Espíritu sin
medida” (Jn 3,34). Con el Adviento hemos inaugurado un camino que sólo culmina
en Pentecostés. ¿Tengo ya desde ahora hambre y sed del Espíritu Santo?
Para ver
la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este
domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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I. RITOS INICIALES
ANTÍFONA
DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo de Sión, el
Señor vendrá para salvar a las naciones. El hará oír su voz majestuosa y
llenará de alegría sus corazones.
ACTO
PENITENCIAL
· Tu vienes a mostrarnos tu misericordia; Señor,
ten piedad.
·
Tu vienes para que nadie perezca: Cristo,
ten piedad.
· Tú vienes a abrazar a los que se convierten de
corazón: Señor, ten piedad.
No se dice
Gloria.
ORACIÓN
COLECTA
Dios todopoderoso y rico
en misericordia, que nuestras ocupaciones cotidianas no nos impidan acudir
presurosos al encuentro de tu Hijo, para que, guiados por tu sabiduría
divina, podamos gozar siempre de su compañía. Que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Escuchemos el anuncio gozoso del profeta:
el Señor ha perdonado a su pueblo. “Una voz grita en el desierto preparen un
camino al Señor”. El llamado de Isaías a su pueblo a trazar en la llanura
un sendero para Dios, es tomado en el Nuevo testamento y aplicado a la
misión de Juan el Bautista. Sin embargo, la alegría mayor es saber que Dios
mismo es quien prepara el encuentro con su pueblo, animándolo en la
esperanza en vista al tiempo que viene.
Is 40, 1-5. 9-11
Lectura del libro de Isaías.
¡Consuelen, consuelen a
mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su
tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha
recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz
proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa
un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se
aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en
llanuras los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la
gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado
la boca del Señor. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena
noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a
Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: “Aquí está tu
Dios!” Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el
premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un
pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho
a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Palabra de Dios
SALMO SaI
84, 9-14
Haciéndose eco de esta
buena noticia, el salmo describe los frutos de la salvación. Participamos
de esta oración, aclamando:
R: “Muéstranos, Señor tu misericordia”
Voy a proclamar lo que
dice el Señor. El Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra
tierra. R.
El Amor y la Verdad se
encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la
tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará
sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante
de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
SEGUNDA
LECTURA
San Pedro nos exhorta a tener una
conducta santa y piadosa para esperar la venida del Señor.
El autor de esta carta refuta los argumentos de quienes niegan la inminente
venida del Señor, apelando a la fuerza de la Palabra de Dios. Pero, la
espera del cumplimiento de las promesas de Dios no debe llevar a la
pasividad sino vivir y trabajar para que el mundo camine por sendas de paz
y reconciliación.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro. 2Ped 3, 8-14
Queridos hermanos, no
deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como
un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se
imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie
perezca, sino que todos se conviertan. Sin embargo, el Día del Señor
llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán
estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la
tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida. Ya que todas las cosas
se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta
de ustedes, esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se
consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego. Pero
nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y
una tierra nueva donde habitará la justicia. Por eso, queridos hermanos,
mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en
paz, sin mancha ni reproche.
Palabra de Dios.
ALELUYA Lc
3,4.6.
Aleluya. Preparen el
camino del Señor, allanen sus senderos. Todos los hombres verán la
salvación de Dios. Aleluya.
EVANGELIO
Juan Bautista, el mensajero de Dios, pide
conversión para que sean perdonándoos los pecados. Marcos recuerda la
profecía que anuncia los tiempos mesiánicos, y si bien la cita se atribuye
a Isa/as “Una voz grita en el desierto preparen el camino del Señor en este
relato el “camino” tiene un sentido de éxodo-liberación y el
“desierto” de conciencia y
preparación.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Mc 1, 1-8
Comienzo de la Buena
Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del
profeta Isaías: “Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para
prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del
Señor, allanen sus senderos”, así se presentó Juan el Bautista en el
desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían
a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se
alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: “Detrás
de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he
bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.
Palabra del Señor.
Se dice el
Credo
ORACION DE
LOS FIELES
A cada intención, pedimos:
“Ayúdanos a confesar nuestras faltas. ¡Ven, Señor Jesús!”
· Por la Iglesia, mensajera de Cristo: para que
siga preparando el camino del Señor en todos los pueblos. Oremos.
·
Por los
que trabajan por la prosperidad de los pueblos: para que puedan nivelar las
injustas desigualdades que padecemos. Oremos.
·
Por los
que sufren en los hospitales, las cárceles y los geriátricos: para que
experimenten el consuelo de encontrarse con Cristo. Oremos.
·
Por las
mujeres que están embarazadas, para que el Señor vigile y proteja estas
pequeñas y delicadas vidas, estos cuerpos y estas almas llenos aún de
misterio, para que lleguen sanas a la luz del mundo y a la nueva vida del
Bautismo. Oremos
·
Por
nuestra comunidad parroquial: para que se aplanen las discordias y se
levanten los ánimos en el servicio fraterno. Oremos.
·
Por los
enfermos para que reciban el alivio en su enfermedad, consolados por el
amor de Dios. Oremos (nombrar)
· Por todos los difuntos que tanto amamos en su
vida terrenal, para que el Señor les de la paz de la vida eterna. Oremos
(nombrar)
(Añadir y/o sustituir
intenciones, dando lugar a otras que reflejen las necesidades del momento
y/o de la comunidad).
III. LITURGIA EUCARÍSTICA
Presentación
de las ofrendas: La bondad del Señor, Dios del universo, puso a nuestra disposición
los bienes materiales y espirituales. Ahora, unidos a Cristo, le
presentamos la decisión de convertirnos de verdad y crecer en obras de
caridad.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Dios
nuestro, que te agraden nuestras humildes oraciones y ofrendas, y ya que
carecemos de méritos propios socórrenos con tu misericordia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
DE ADVIENTO.
La
Misa es el recuerdo y la actualización de la obra redentora de Cristo. Por
eso, demos gracias a Dios uniéndonos al himno de alabanza que proclama el
celebrante, porque Jesucristo es el Salvador que Dios había prometido en su
misericordia y fidelidad.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Bar 5,5,4, 36
Levántate, Jerusalén,
permanece en alto, y mira la alegría que vendrá de tu Dios.
En
la Eucaristía, Jesús viene a nuestro encuentro y nos fortalece para
preparar su camino en nuestro corazón. Con alegría, vayamos a recibir el
Pan de vida.
ORACIÓN
DESPUÉS DELA COMUNIÓN
Saciados con el
alimento espiritual, te rogamos, Padre, que por la participación en este
santo misterio, nos enseñes a valorar sabiamente las realidades terrenas
con el corazón puesto en las celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. RITO DE CONCLUSIÓN
Canto final
Con la
alegría de saber que somos mensajeros del perdón y la paz del Señor, nos
retiramos cantando.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Preparen el camino del Señor, allanen
sus senderos”
Mc 1, 1-8
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LAS PALABRAS DE DIOS,
QUE NOS MUESTRAS UN DIOS AMOROSO.
El relato evangélico,
como las lecturas del segundo domingo de Adviento, nos invitan a “preparar
el camino” para el que el Señor pueda llegar a nuestro corazón, a
nuestras familias, los ambientes sociales donde nos movemos. Y la
preparación tiene un nombre: ¡Convertirse! ¿Y de qué
se trata esto?, purificar el corazón, arrepentirse de los pecados y mejorar
nuestra vida con la gracia de Dios.
Leemos el anuncio
gozoso del profeta Isaías: “el Señor ha perdonado a su pueblo. (Is 40, 1-5.
9-11)”, y luego las Palabras de Dios, que nos muestras un Dios amoroso, con
mensajes llenos de humanidad y ternura, colmados de emoción y de compasión
total: “¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón
de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su
culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por
todos sus pecados”. Y entonces se levanta un grito poderoso llamando a
todos los hombres a preparar los caminos del Señor que debe venir, y es así
como el profeta nos dice: “¡Preparen en el desierto el camino del
Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen
todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las
quebradas se conviertan en llanuras los terrenos escarpados, en planicies!”
Este es el llamado de
Isaías a su pueblo a trazar en la llanura un sendero para Dios. Se puede
comprender que el fin contiguo de esta profecía era el regreso de Israel
del destierro, que se había de cumplir bajo la guía de Dios, presentado y
esperado como salvador de su pueblo y para el cual había que preparar el
camino a través del desierto. Sin embargo, como fin último la profecía nos
quiere llevar a la venida del Mesías, que quien va a liberar a Israel y por
sobre todo, a la humanidad entera de la esclavitud del pecado.
2. “YA LLEGA EL SEÑOR CON
PODER Y SU BRAZO”
Pero la alegría mayor
es saber que Dios mismo es quien prepara el encuentro con su pueblo, animándolo
en la esperanza en vista al tiempo que viene. “Ya llega el Señor con poder
y su brazo”
Él será el pastor. “Como
un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su
pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.” Se
refleja en la lectura, la hermosa figura de Jesús buen pastor que amará a
sus ovejas hasta dar la vida por ellas.
Y haciéndose eco de
esta buena noticia, el salmo 84 nos describe los frutos de la salvación y
participamos de esta compasiva noticia, diciendo con gozo “Muéstranos,
Señor tu misericordia”, y “voy a proclamar lo que dice el Señor. El Señor
promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy
cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra”
3. TENER UNA CONDUCTA
SANTA Y PIADOSA
San Pedro nos exhorta a
tener una conducta santa y piadosa para esperar la venida del Señor. (2Ped
3, 8-14). La espera de la parusía hacía impacientes a los primeros
cristianos, mientras otros, viendo su tardanza, se burlaban de ella y se
daban a una vida fácil y desenvuelta. Por lo cual San Pedro recuerda a
todos que Dios no mide el tiempo como los hombres: “Queridos hermanos, no deben
ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un
día.”
Pero, la espera del
cumplimiento de las promesas de Dios no debe llevar a la pasividad sino
vivir y trabajar para que el mundo camine por sendas de paz y
reconciliación. Y si la última venida de Cristo se retrasa, no es porque
Dios no haga realizable a su promesa, a Dios hay que tenerle paciencia, y
El pacientemente nos da esta prórroga, es así como san Pedro
nos lo dice: “El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como
algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere
que nadie perezca, sino que todos se conviertan”
La misericordia divina
es la que prolonga los tiempos, y cada uno debe aprovecharse de ello para
la propia conversión y la cooperación a la de los demás. En vez de dejarse
absorber por los acontecimientos terrenos, el creyente debe vivirlas con el
corazón enderezado y por ello estar preparados, porque como nos dice el
apóstol: “el Día del Señor llegará como un ladrón”. Por eso procuraremos
no desoír y estar atento al mensaje de Pedro cuando nos dice: “queridos
hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los
encuentre en paz, sin mancha ni reproche.” Es decir, para aquel día
y antes del fin de nuestra vida personal, con la certeza y la confianza
absoluta que la vida terrena cederá el lugar a la vida eterna, para
encontrarse personalmente con Cristo Salvador a cuantos creen en él.
4. “MIRA, YO ENVÍO A MI
MENSAJERO DELANTE DE TI PARA PREPARARTE EL CAMINO.
Para Marcos la Buena
Noticia de Jesús, que es Cristo el Mesías, Hijo de Dios, (versículo 1), no
comienza repentinamente con la venida de Jesús, sino con un tiempo de
preparación. En este tiempo de preparación, “Mira, yo envío a mi mensajero
delante de ti para prepararte el camino”, se acentúan por lo menos tres
elementos, el primero de los cuales es la Sagrada Escritura, ya que la
Buena Noticia de Jesús les dará una realización concreta y el evangelio
solo se podrá comprender auténticamente meditando incesantemente las
páginas de las que Dios ya había hablado. Las palabras que relata Marcos
citando a Isaías, aluden a un camino que hay que preparar: el camino de
Dios hacia su pueblo y el camino del pueblo hacia Dios.
El segundo elemento, es
el envío de un profeta, el Bautista, capaz de indicar a la humanidad el
camino del desierto, el lugar donde Dios ofrece la posibilidad de una
auténtica conversión: “así se presentó Juan el Bautista en el
desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados”. Según Marcos, el Bautista no insiste tanto en la
predicación moral como, sobre todo, en la necesidad de esperar a quien que debe venir de parte de Dios.
El tercer elemento es
el mismo pueblo que, por la predicación de Juan, camina penitente hacia el
desierto, como el pueblo del éxodo: “Toda la gente de Judea y todos los
habitantes de Jerusalén acudían a él”. Por consiguiente, está
naciendo un pueblo nuevo, aunque se requiere una condición: que el hombre
se ponga en camino, salga y se dirija al Bautista para acoger su mensaje de
conversión. Y caminando juntos hacia el lugar donde resuena la Palabra de
Dios es como el pueblo podrá reconstruirse.
5. PREPAREN EL CAMINO DEL
SEÑOR, ALLANEN SUS SENDEROS
Preparen el camino del
Señor, allanen sus senderos. Todos los hombres verán la salvación de Dios.
Aleluya. (Lc 3,4.6)
Y el grito de Isaías es
repetido y transmitido en el Evangelio de Marcos, a través de Juan
Bautista, “el mensajero de Dios, pide conversión para que sean perdonados
los pecados”. El hombre pecador es mirado por Dios con misericordia
infinita, por eso le llama a la conversión. Y si nos hemos convertido,
demos frutos, obras, de conversión.
Él es la voz de quien
grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen
sus senderos”. En este relato el “camino” tiene un sentido de
éxodo-liberación y el “desierto” de
conciencia y preparación.
Así presenta el
evangelista Marcos al precursor que bautiza, donde “Toda la gente de Judea y
todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las
aguas del Jordán, confesando sus pecados”. Juan Bautista, invita a
los hombres a preparar el camino del Señor, pero sólo después de haberla
preparado él en sí mismo retirándose al desierto y viviendo separado de
todo lo que no era Dios.
Recordemos también que
Juan Bautista (Mateo 3,1) se presentó en el desierto predicando:
“Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos”. Es decir, era un
llamado a cambiar de vida, porque ya estaba muy cerca Jesús, y hoy es para
nosotros la misma necesidad, transformar nuestras vidas, volvernos a Dios,
porque Él se ha vuelto
a los hombres. Y nos pide también hoy “Preparen el camino del
Señor, allanen sus senderos”, ¿Cómo? Podríamos decir de muchas
formas, y una de ellas es que nos pongamos de acuerdo entre nosotros,
acojamos con paciencia y alegría, a nuestros hermanos, del mismo modo como
Cristo nos ha acogido.
6. ALLÍ EN EL DESIERTO, ES
EL LUGAR DONDE CON MÁS FACILIDAD NOS ENCONTRAMOS CON DIOS
“Juan estaba vestido
con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con
langostas y miel silvestre.” De este modo, el vivió
alejado del murmullo y de los ruidos que no dejan preparase a los hombres
para tener un ambiente favorable para oír la llamada de Dios, para escuchar
la llamada a la penitencia. Porque quien predica, debe hacerlo más con la
vida, es decir con su testimonio personal más que con las palabras. Y para
oír a quien nos interesa, debemos hacerlo en un clima de silencio, para oír
a Dios, debemos callarnos y hacer oración.
Talvez por eso Juan fue
a desierto y muchos van hoy al desierto, ¿y para que?, porque no cabe la
menor duda que allí es el lugar donde con más facilidad nos encontramos con
Dios, allí donde se escucha el silencio, y en el silencio se escucha mejor
a Dios. Y en este tiempo es propicio vivir un pequeño desierto, donde no
haya voces perturbadoras, para que podamos oír con la voz que nos habla
dentro, oír lo que hay en nuestra conciencia que, rectamente formada, es la
voz de Dios. Esta voz interior, no dirá de mejor forma lo que debemos
cambiar, para estar mejor preparados para nuestra conversión.
7. HUMILDAD DEL BAUTISTA
ANTE LO QUE ERA CRISTO
La figura del Bautista
causó una fortísima conmoción en Israel. Hasta Joséfo, historiador Judío,
se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande autoridad de
aquel hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella
figura ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino,
si él mismo no sería el Mesías. El mismo Sanedrín de Jerusalén le envió una
representación para que dijese si era él el Mesías (Jn 1:19-28).
Y éste es el momento,
tanto en los evangelios sinópticos como en Juan, en que el Bautista declara
que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de ejercer con El oficio
de los esclavos: “descalzarle.” El evangelio de Lucas, que es quien mejor
da la razón de la confesión de humildad del Bautista ante lo que era
Cristo, (Lc 3, 15), y en este relato se reitera al modo del evangelista
Marcos, el que nos expresa que Juan Bautista predicaba, diciendo: “Detrás
de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he
bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.
8. EL BAUTISMO DE JESÚS,
UN GRAN MISTERIO
Es bautismo, como rito
de penitencia para el perdón de los pecados causó polémica entre los
primeros cristianos, ellos pensaban que Jesús no tenía necesidad de
semejante bautismo. Por otra parte este hecho preocupaba que pareciera que
Juan Bautista fuese superior a Jesús. Sin embargo, el plan de Dios preveía
también esto, y Jesús, Hijo obediente, se somete dócilmente a la voluntad
del Padre, haciéndose solidario con los hombres y cargando con sus pecados
El bautismo de Jesús
por Juan, es un hecho que tiene un gran misterio, los evangelistas Marcos,
Mateo y Lucas se refieren a este hecho, pero con diferentes matices, no
obstante dicen lo mismo, confesar y obtener perdón por los pecados. “Acudía
a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran
bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. (Mc 1,5), Acudía entonces a él Jerusalén,
toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río
Jordán, confesando sus pecados. (Mt
3,5), Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de
conversión para perdón de los pecados, (Lc 3,3)
9. ORACION
Señor, Dios
todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor, no permitas
que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada
saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males.
Señor, que tu pueblo permanezca
en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que siguiendo sus enseñanzas
salgamos a su encuentro, cuando él llegue, con la lámpara encendida. (DE
MISAL ROMANO)
El Señor nos Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Domingo II de Adviento Ciclo B
|
PARA
LA LECTIO DIVINA (3)
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CAMINO
Una metáfora domina las lecturas de hoy: es la
del "camino". Correlativa a la del camino, aparece la de Iglesia
como nuestro ser pueblo que se forma poniéndose en camino. Isaías se dirige
a un pueblo desconfiado, con necesidad de consuelo y ayuda para ponerse en
marcha; necesitamos profetas capaces de hablar al corazón, profetas de
confianza, no de desventuras.
Ante la devastación de nuestras conciencias, bombardeadas
por mensajes negativos y nihilistas, es importante para cada uno de
nosotros el aliento que nos llega del mensaje profético.
También las palabras del Bautista apuntan en
esta dirección, preparando nuestro corazón a la venida del que bautizará
con Espíritu. Ciertamente su figura austera y penitente no deja de ir
contra nuestro estilo de vida cuando ya no sentimos necesidad de conversión:
una consolación "barata" no nos enriquecería con frutos
duraderos.
Es indispensable sobre todo nuestro testimonio
inspirado en una fe honda en la salvación que nos ofrece Dios, nuestro
querer ser pueblo de Dios atraídos por la promesa del Bautista, para
después convencer a los demás de la salvación inminente. Por otra parte,
siempre nos acuciará la pregunta de los escépticos: ¿es que vale la pena?
La Palabra de Dios nos responde que sí vale la pena. La carta de Pedro nos
recuerda que éste es un tiempo lleno de la presencia de Dios y sólo podemos
verlo así creyendo de verdad y comprometiéndonos con nuestra existencia: la
promesa de “cielos nuevos y tierra nueva” genera en el que cree una vida de
auténtica santidad, y ella misma es anuncio y signo tangible de aquel mundo
nuevo.
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ORACION (3)
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Tú nos hablas, Señor, a
través de los profetas totalmente inmersos en las vicisitudes de su pueblo
y de su tiempo capaces de estar solos o de ir al desierto a proclamar la
Palabra a los que le siguen.
Tú nos hablas, Señor,
por los testimonios dispuestos a compartir las angustias de sus hermanos,
los temores y dramas de los hombres y llenos de fe para indicar tu
presencia activa, tú promesa suscitadora de vida.
Tú nos hablas, Señor,
por hombres que saben oponerse valientemente a las modas, costumbres,
prejuicios, tópicos de sus contemporáneos y a la vez solidarios en el
buscar tu rostro que salva, en el hablar al corazón del que desespera.
Te rogamos mires a tu Iglesia,
la Iglesia de nuestros días, a nosotros que somos tu pueblo, constituidos
por tu gracia en profetas y testigos de tu verdad: concédenos ser
mediadores de tu consuelo en el momento mismo de denunciar las hipocresías
propias y ajenas. En el desierto de nuestra sociedad haz resonar tu
Palabra, para que también "salgamos", confesando nuestros pecados
para ser de nuevo inmersos en la gracia de tu Espíritu.
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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