MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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10-12-2023

 MD 9.211

LITURGIA DE LAS HORAS

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Para leer más sobre el Adviento, en este link: ADVIENTO

 

DOMINGO II DE ADVIENTO

CONVERSIÓN Y AUSTERIDAD

bad2El segundo domingo –también en consonancia con los otros ciclos – se centra en la figura de Juan el Bautista (Mc 1,1-8). Marcos subraya fuertemente su carácter de mensajero y precursor: es como una estrella fugaz que desaparece rápidamente, pues está en función de otro –como subraya el inicio de la perícopa: «Evangelio de Jesucristo»–. Su estilo recuerda al gran profeta Elías, que según la tradición judía debía preceder inmediatamente al Mesías (cfr. Mc 9,11-13). En el contexto del adviento, este texto orienta enérgicamente hacia Cristo, hacia el Mesías que viene como el «más fuerte» y como el que «bautiza con Espíritu Santo». La respuesta multitudinaria con que es acogida la llamada de Juan a la conversión es signo de cómo también nosotros hemos de ponernos decididamente en camino para acoger a Cristo con humildad y sin condiciones.

Juan Bautista nos es presentado como modelo de nuestro Adviento. Hoy sigue haciendo lo que hizo para preparar la primera venida de Cristo. Ante todo, nos pide conversión. No podemos recibir a Cristo si no estamos dispuestos a que su venida cambie muchas cosas en nuestra vida. Es la única manera de recibir a Cristo. Si esta Navidad pasa por mí sin pena ni gloria, si no se nota una transformación en mi vida, es que habré rechazado a Cristo. Pero para ponerme en disposición de cambiar he de darme cuenta de que necesito a Cristo. En este nuevo Adviento, ¿siento necesidad de Cristo?

Juan Bautista se nos presenta como modelo de nuestro Adviento por su austeridad –vestido con piel de camello, alimentado de saltamontes...– Pues bien, para recibir a Cristo es necesaria una buena dosis de austeridad (Rom 13, 13-14). Mientras uno esté ahogado por el consumismo no puede experimentar la dicha de acoger a Cristo y su salvación. Es imposible ser cristiano sin ser austero. La abundancia y el lujo asfixian y matan toda vida cristiana.

Cristo viene para bautizar con Espíritu Santo. Esto quiere decir que el esperar a Cristo nos lleva a esperar al Espíritu Santo que él viene a comunicarnos, pues “da el Espíritu sin medida” (Jn 3,34). Con el Adviento hemos inaugurado un camino que sólo culmina en Pentecostés. ¿Tengo ya desde ahora hambre y sed del Espíritu Santo?

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.     RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30

Pueblo de Sión, el Señor vendrá para salvar a las naciones. El hará oír su voz majestuosa y llenará de alegría sus corazones.

ACTO PENITENCIAL

·       Tu vienes a mostrarnos tu misericordia; Señor, ten piedad.

·       Tu  vienes para que nadie perezca: Cristo, ten piedad.

·       Tú vienes a abrazar a los que se convierten de corazón: Señor, ten piedad.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y rico en misericordia, que nuestras ocupaciones cotidianas no nos impidan acudir presurosos al encuentro de tu Hijo, para que, guiados por tu sabiduría divina, podamos gozar siempre de su compañía. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

  II.  LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Escuchemos el anuncio gozoso del profeta: el Señor ha perdonado a su pueblo. “Una voz grita en el desierto preparen un camino al Señor”. El llamado de Isaías a su pueblo a trazar en la llanura un sendero para Dios, es tomado en el Nuevo testamento y aplicado a la misión de Juan el Bautista. Sin embargo, la alegría mayor es saber que Dios mismo es quien prepara el encuentro con su pueblo, animándolo en la esperanza en vista al tiempo que viene.

Is 40, 1-5. 9-11

Lectura del libro de Isaías.

¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: “Aquí está tu Dios!” Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.

Palabra de Dios

SALMO SaI 84, 9-14

Haciéndose eco de esta buena noticia, el salmo describe los frutos de la salvación. Participamos de esta oración, aclamando:

R: “Muéstranos, Señor tu misericordia”

Voy a proclamar lo que dice el Señor. El Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.

El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.

SEGUNDA LECTURA

San Pedro nos exhorta a tener una conducta santa y piadosa para esperar la venida del Señor. El autor de esta carta refuta los argumentos de quienes niegan la inminente venida del Señor, apelando a la fuerza de la Palabra de Dios. Pero, la espera del cumplimiento de las promesas de Dios no debe llevar a la pasividad sino vivir y trabajar para que el mundo camine por sendas de paz y reconciliación.

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro. 2Ped 3, 8-14

Queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Sin embargo, el Día del Señor llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida. Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes, esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego. Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.

Palabra de Dios.

ALELUYA Lc 3,4.6.

Aleluya. Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Todos los hombres verán la salvación de Dios. Aleluya.

EVANGELIO

Juan Bautista, el mensajero de Dios, pide conversión para que sean perdonándoos los pecados. Marcos recuerda la profecía que anuncia los tiempos mesiánicos, y si bien la cita se atribuye a Isa/as “Una voz grita en el desierto preparen el camino del Señor en este relato el “camino” tiene un sentido de éxodo-liberación y el “desierto”  de conciencia y preparación.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Mc 1, 1-8

Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como está escrito en el libro del profeta Isaías: “Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Palabra del Señor.

Se dice el Credo

ORACION DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos:

“Ayúdanos a confesar nuestras faltas. ¡Ven, Señor Jesús!”

·       Por la Iglesia, mensajera de Cristo: para que siga preparando el camino del Señor en todos los pueblos. Oremos.

·       Por los que trabajan por la prosperidad de los pueblos: para que puedan nivelar las injustas desigualdades que padecemos. Oremos.

·       Por los que sufren en los hospitales, las cárceles y los geriátricos: para que experimenten el consuelo de encontrarse con Cristo. Oremos.

·       Por las mujeres que están embarazadas, para que el Señor vigile y proteja estas pequeñas y delicadas vidas, estos cuerpos y estas almas llenos aún de misterio, para que lleguen sanas a la luz del mundo y a la nueva vida del Bautismo. Oremos

·       Por nuestra comunidad parroquial: para que se aplanen las discordias y se levanten los ánimos en el servicio fraterno. Oremos.

·       Por los enfermos para que reciban el alivio en su enfermedad, consolados por el amor de Dios. Oremos (nombrar)

·       Por todos los difuntos que tanto amamos en su vida terrenal, para que el Señor les de la paz de la vida eterna. Oremos (nombrar)

(Añadir y/o sustituir intenciones, dando lugar a otras que reflejen las necesidades del momento y/o de la comunidad).

III.   LITURGIA EUCARÍSTICA

Presentación de las ofrendas: La bondad del Señor, Dios del universo, puso a nuestra disposición los bienes materiales y espirituales. Ahora, unidos a Cristo, le presentamos la decisión de convertirnos de verdad y crecer en obras de caridad.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Dios nuestro, que te agraden nuestras humildes oraciones y ofrendas, y ya que carecemos de méritos propios socórrenos con tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE ADVIENTO.

La Misa es el recuerdo y la actualización de la obra redentora de Cristo. Por eso, demos gracias a Dios uniéndonos al himno de alabanza que proclama el celebrante, porque Jesucristo es el Salvador que Dios había prometido en su misericordia y fidelidad.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Bar 5,5,4, 36

Levántate, Jerusalén, permanece en alto, y mira la alegría que vendrá de tu Dios.

En la Eucaristía, Jesús viene a nuestro encuentro y nos fortalece para preparar su camino en nuestro corazón. Con alegría, vayamos a recibir el Pan de vida.

ORACIÓN DESPUÉS DELA COMUNIÓN

Saciados con el alimento espiritual, te rogamos, Padre, que por la participación en este santo misterio, nos enseñes a valorar sabiamente las realidades terrenas con el corazón puesto en las celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

IV.   RITO DE CONCLUSIÓN

Canto final

Con la alegría de saber que somos mensajeros del perdón y la paz del Señor, nos retiramos cantando.

 

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”

Mc 1, 1-8

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.      LAS PALABRAS DE DIOS, QUE NOS MUESTRAS UN DIOS AMOROSO.

El relato evangélico, como las lecturas del segundo domingo de Adviento, nos invitan a “preparar el camino” para el que el Señor pueda llegar a nuestro corazón, a nuestras familias, los ambientes sociales donde nos movemos. Y la preparación tiene un nombre: ¡Convertirse! ¿Y de qué se trata esto?, purificar el corazón, arrepentirse de los pecados y mejorar nuestra vida con la gracia de Dios.

Leemos el anuncio gozoso del profeta Isaías: “el Señor ha perdonado a su pueblo. (Is 40, 1-5. 9-11)”, y luego las Palabras de Dios, que nos muestras un Dios amoroso, con mensajes llenos de humanidad y ternura, colmados de emoción y de compasión total: “¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados”. Y entonces se levanta un grito poderoso llamando a todos los hombres a preparar los caminos del Señor que debe venir, y es así como el profeta nos dice: “¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras los terrenos escarpados, en planicies!”

Este es el llamado de Isaías a su pueblo a trazar en la llanura un sendero para Dios. Se puede comprender que el fin contiguo de esta profecía era el regreso de Israel del destierro, que se había de cumplir bajo la guía de Dios, presentado y esperado como salvador de su pueblo y para el cual había que preparar el camino a través del desierto. Sin embargo, como fin último la profecía nos quiere llevar a la venida del Mesías, que quien va a liberar a Israel y por sobre todo, a la humanidad entera de la esclavitud del pecado.

2.      “YA LLEGA EL SEÑOR CON PODER Y SU BRAZO”

Pero la alegría mayor es saber que Dios mismo es quien prepara el encuentro con su pueblo, animándolo en la esperanza en vista al tiempo que viene. “Ya llega el Señor con poder y su brazo”

Él será el pastor. “Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.” Se refleja en la lectura, la hermosa figura de Jesús buen pastor que amará a sus ovejas hasta dar la vida por ellas.

Y haciéndose eco de esta buena noticia, el salmo 84 nos describe los frutos de la salvación y participamos de esta compasiva noticia, diciendo con gozo “Muéstranos, Señor tu misericordia”, y “voy a proclamar lo que dice el Señor. El Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra”

3.      TENER UNA CONDUCTA SANTA Y PIADOSA

San Pedro nos exhorta a tener una conducta santa y piadosa para esperar la venida del Señor. (2Ped 3, 8-14). La espera de la parusía hacía impacientes a los primeros cristianos, mientras otros, viendo su tardanza, se burlaban de ella y se daban a una vida fácil y desenvuelta. Por lo cual San Pedro recuerda a todos que Dios no mide el tiempo como los hombres: “Queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día.”

Pero, la espera del cumplimiento de las promesas de Dios no debe llevar a la pasividad sino vivir y trabajar para que el mundo camine por sendas de paz y reconciliación. Y si la última venida de Cristo se retrasa, no es porque Dios no haga realizable a su promesa, a Dios hay que tenerle paciencia, y El pacientemente nos da esta prórroga, es así como san Pedro nos lo dice: “El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan”

La misericordia divina es la que prolonga los tiempos, y cada uno debe aprovecharse de ello para la propia conversión y la cooperación a la de los demás. En vez de dejarse absorber por los acontecimientos terrenos, el creyente debe vivirlas con el corazón enderezado y por ello estar preparados, porque como nos dice el apóstol: “el Día del Señor llegará como un ladrón”. Por eso procuraremos no desoír y estar atento al mensaje de Pedro cuando nos dice: “queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.” Es decir, para aquel día y antes del fin de nuestra vida personal, con la certeza y la confianza absoluta que la vida terrena cederá el lugar a la vida eterna, para encontrarse personalmente con Cristo Salvador a cuantos creen en él.

4.   “MIRA, YO ENVÍO A MI MENSAJERO DELANTE DE TI PARA PREPARARTE EL CAMINO.

Para Marcos la Buena Noticia de Jesús, que es Cristo el Mesías, Hijo de Dios, (versículo 1), no comienza repentinamente con la venida de Jesús, sino con un tiempo de preparación. En este tiempo de preparación, “Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino”, se acentúan por lo menos tres elementos, el primero de los cuales es la Sagrada Escritura, ya que la Buena Noticia de Jesús les dará una realización concreta y el evangelio solo se podrá comprender auténticamente meditando incesantemente las páginas de las que Dios ya había hablado. Las palabras que relata Marcos citando a Isaías, aluden a un camino que hay que preparar: el camino de Dios hacia su pueblo y el camino del pueblo hacia Dios.

El segundo elemento, es el envío de un profeta, el Bautista, capaz de indicar a la humanidad el camino del desierto, el lugar donde Dios ofrece la posibilidad de una auténtica conversión: “así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Según Marcos, el Bautista no insiste tanto en la predicación moral como, sobre todo, en la necesidad de esperar a quien  que debe venir de parte de Dios.

El tercer elemento es el mismo pueblo que, por la predicación de Juan, camina penitente hacia el desierto, como el pueblo del éxodo: “Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él”. Por consiguiente, está naciendo un pueblo nuevo, aunque se requiere una condición: que el hombre se ponga en camino, salga y se dirija al Bautista para acoger su mensaje de conversión. Y caminando juntos hacia el lugar donde resuena la Palabra de Dios es como el pueblo podrá reconstruirse.

5.  PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR, ALLANEN SUS SENDEROS

Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Todos los hombres verán la salvación de Dios. Aleluya. (Lc 3,4.6)

Y el grito de Isaías es repetido y transmitido en el Evangelio de Marcos, a través de Juan Bautista, “el mensajero de Dios, pide conversión para que sean perdonados los pecados”. El hombre pecador es mirado por Dios con misericordia infinita, por eso le llama a la conversión. Y si nos hemos convertido, demos frutos, obras, de conversión.

Él es la voz de quien grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”. En este relato el “camino” tiene un sentido de éxodo-liberación y el “desierto”  de conciencia y preparación.

Así presenta el evangelista Marcos al precursor que bautiza, donde “Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados”. Juan Bautista, invita a los hombres a preparar el camino del Señor, pero sólo después de haberla preparado él en sí mismo retirándose al desierto y viviendo separado de todo lo que no era Dios.

Recordemos también que Juan Bautista (Mateo 3,1) se presentó en el desierto predicando: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos”. Es decir, era un llamado a cambiar de vida, porque ya estaba muy cerca Jesús, y hoy es para nosotros la misma necesidad, transformar nuestras vidas, volvernos a Dios, porque Él se ha vuelto  a los hombres. Y nos pide también hoy “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”, ¿Cómo? Podríamos decir de muchas formas, y una de ellas es que nos pongamos de acuerdo entre nosotros, acojamos con paciencia y alegría, a nuestros hermanos, del mismo modo como Cristo nos ha acogido.

6.    ALLÍ EN EL DESIERTO, ES EL LUGAR DONDE CON MÁS FACILIDAD NOS ENCONTRAMOS CON DIOS

“Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.” De este modo, el vivió alejado del murmullo y de los ruidos que no dejan preparase a los hombres para tener un ambiente favorable para oír la llamada de Dios, para escuchar la llamada a la penitencia. Porque quien predica, debe hacerlo más con la vida, es decir con su testimonio personal más que con las palabras. Y para oír a quien nos interesa, debemos hacerlo en un clima de silencio, para oír a Dios, debemos callarnos y hacer oración.

Talvez por eso Juan fue a desierto y muchos van hoy al desierto, ¿y para que?, porque no cabe la menor duda que allí es el lugar donde con más facilidad nos encontramos con Dios, allí donde se escucha el silencio, y en el silencio se escucha mejor a Dios. Y en este tiempo es propicio vivir un pequeño desierto, donde no haya voces perturbadoras, para que podamos oír con la voz que nos habla dentro, oír lo que hay en nuestra conciencia que, rectamente formada, es la voz de Dios. Esta voz interior, no dirá de mejor forma lo que debemos cambiar, para estar mejor preparados para nuestra conversión.

7.      HUMILDAD DEL BAUTISTA ANTE LO QUE ERA CRISTO

La figura del Bautista causó una fortísima conmoción en Israel. Hasta Joséfo, historiador Judío, se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande autoridad de aquel hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella figura ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino, si él mismo no sería el Mesías. El mismo Sanedrín de Jerusalén le envió una representación para que dijese si era él el Mesías (Jn 1:19-28).

Y éste es el momento, tanto en los evangelios sinópticos como en Juan, en que el Bautista declara que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de ejercer con El oficio de los esclavos: “descalzarle.” El evangelio de Lucas, que es quien mejor da la razón de la confesión de humildad del Bautista ante lo que era Cristo, (Lc 3, 15), y en este relato se reitera al modo del evangelista Marcos, el que nos expresa que Juan Bautista predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

8.      EL BAUTISMO DE JESÚS, UN GRAN MISTERIO

Es bautismo, como rito de penitencia para el perdón de los pecados causó polémica entre los primeros cristianos, ellos pensaban que Jesús no tenía necesidad de semejante bautismo. Por otra parte este hecho preocupaba que pareciera que Juan Bautista fuese superior a Jesús. Sin embargo, el plan de Dios preveía también esto, y Jesús, Hijo obediente, se somete dócilmente a la voluntad del Padre, haciéndose solidario con los hombres y cargando con sus pecados

El bautismo de Jesús por Juan, es un hecho que tiene un gran misterio, los evangelistas Marcos, Mateo y Lucas se refieren a este hecho, pero con diferentes matices, no obstante dicen lo mismo, confesar y obtener perdón por los pecados. “Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”.  (Mc 1,5), Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.  (Mt 3,5), Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, (Lc 3,3)

9.      ORACION

Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor, no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males.

Señor, que tu pueblo permanezca en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que siguiendo sus enseñanzas salgamos a su encuentro, cuando él llegue, con la lámpara encendida. (DE MISAL ROMANO)

El Señor nos Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Domingo II de Adviento Ciclo B

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

CAMINO

Una metáfora domina las lecturas de hoy: es la del "camino". Correlativa a la del camino, aparece la de Iglesia como nuestro ser pueblo que se forma poniéndose en camino. Isaías se dirige a un pueblo desconfiado, con necesidad de consuelo y ayuda para ponerse en marcha; necesitamos profetas capaces de hablar al corazón, profetas de confianza, no de desventuras.

Ante la devastación de nuestras conciencias, bombardeadas por mensajes negativos y nihilistas, es importante para cada uno de nosotros el aliento que nos llega del mensaje profético.

También las palabras del Bautista apuntan en esta dirección, preparando nuestro corazón a la venida del que bautizará con Espíritu. Ciertamente su figura austera y penitente no deja de ir contra nuestro estilo de vida cuando ya no sentimos necesidad de conversión: una consolación "barata" no nos enriquecería con frutos duraderos.

Es indispensable sobre todo nuestro testimonio inspirado en una fe honda en la salvación que nos ofrece Dios, nuestro querer ser pueblo de Dios atraídos por la promesa del Bautista, para después convencer a los demás de la salvación inminente. Por otra parte, siempre nos acuciará la pregunta de los escépticos: ¿es que vale la pena? La Palabra de Dios nos responde que sí vale la pena. La carta de Pedro nos recuerda que éste es un tiempo lleno de la presencia de Dios y sólo podemos verlo así creyendo de verdad y comprometiéndonos con nuestra existencia: la promesa de “cielos nuevos y tierra nueva” genera en el que cree una vida de auténtica santidad, y ella misma es anuncio y signo tangible de aquel mundo nuevo.

ORACION (3)

 

Tú nos hablas, Señor, a través de los profetas totalmente inmersos en las vicisitudes de su pueblo y de su tiempo capaces de estar solos o de ir al desierto a proclamar la Palabra a los que le siguen.

Tú nos hablas, Señor, por los testimonios dispuestos a compartir las angustias de sus hermanos, los temores y dramas de los hombres y llenos de fe para indicar tu presencia activa, tú promesa suscitadora de vida.

Tú nos hablas, Señor, por hombres que saben oponerse valientemente a las modas, costumbres, prejuicios, tópicos de sus contemporáneos y a la vez solidarios en el buscar tu rostro que salva, en el hablar al corazón del que desespera.

Te rogamos mires a tu Iglesia, la Iglesia de nuestros días, a nosotros que somos tu pueblo, constituidos por tu gracia en profetas y testigos de tu verdad: concédenos ser mediadores de tu consuelo en el momento mismo de denunciar las hipocresías propias y ajenas. En el desierto de nuestra sociedad haz resonar tu Palabra, para que también "salgamos", confesando nuestros pecados para ser de nuevo inmersos en la gracia de tu Espíritu.

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

 

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