EL MAESTRO JESUS

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Comentarios, Estudios y Reflexiones del Evangelio Contemplado

 

 

 

CAPITULO LII

 

La condenación de Cristo, Jn 19:12b-16a (Mt 27:26c; Mc 15:15c; Lc 23:24-25). Cf. comentario a Mt 27:26ss.

12bPero los judíos gritaron diciéndole: Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey va contra el César. 13 Cuando oyó Pilato estas palabras, sacó a Jesús fuera y se sentó en el tribunal, en el sitio llamado “lithóstrotos,” en hebreo “gabbatha.” 14Era el día de la Parasceve, preparación de la Pascua, alrededor de la hora sexta. Dijo a los judíos: Ahí tenéis a vuestro rey. 15 Pero ellos gritaron: ¡Quita, quita! ¡Crucifícale! Díjoles Pilato: ¿A vuestro rey voy a crucificar? Contestaron los príncipes de los sacerdotes: Nosotros no tenemos más rey que el César. 16a Entonces se lo entregó para que le crucificasen.

 

COMENTARIO-ESTUDIO

Es Jn, de los cuatro evangelistas, el que dedica más extensión a situar, con toda solemnidad, el momento y trascendencia de la condenación de Cristo por Pilato.

Al ver los dirigentes judíos que Pilato persistía en su determinación de soltar a Cristo, le alegaron, veladamente, la acusación que harían de él ante Tiberio de no impedir un “amigo del César” el que se levantase en su jurisdicción un rey competidor del César. La acusación de hacerse rey fue el comienzo del proceso incluso en los sinópticos; pero ahora, al replantear la acusación política, la refuerzan con la alusión a la acusación que harán ante Tiberio. La escena está encuadrada en todo el ambiente histórico más riguroso.

Filón, citando una carta del rey Agripa a su amigo Calígula, dice de Pilato que, ante una protesta de los judíos, que diputaron para ello a los cuatro hijos del rey, Pilato les “opuso a estos ruegos una repulsa llena de rencor, porque era de un carácter duro y terco. Entonces gritaron: No nos dirigiremos más a ti, sino que enviaremos diputados para que lleven la súplica al señor” (Tiberio). Y esta acusación velada de delación de no mirar por un “competidor” que se le levantaba al César, aparte de los informes que ya estaban en Roma de arbitrariedades del gobierno de Pilato, junto con la rebelión que tenía ante sí, movida por los dirigentes de Israel, fue lo que le hizo capitular. La acusación de Israel no iba ahora contra Cristo, sino contra Pilato.

El título de “amigo del César” venía, además, a ser considerado casi como un título oficial, máxime para un magistrado romano. Y también es sabido cómo Tiberio castigaba al máximo — “atrocissime” dice Suetonio — los delitos de “lesa majestad.” Por sospechas de traición, hizo azotar a Agripina, nieta de Augusto, y la desterró luego a la isla Pandataria, donde murió de hambre.

Ante este temor de delación y de castigo por parte de Tiberio, Pilato capituló. Expresamente lo dice Jn: “Cuando Pilato oyó estas palabras” (v.13), determinó dar la sentencia de muerte contra Cristo. Estos cambios en Pilato, después de una terca voluntad en contrario, son descritos por Josefo.

Jn presenta con gran precisión y solemnidad este momento trascendental de la condena de Cristo.

Pilato mandó “sacar fuera” del pretorio a Cristo. Y se colocó allí el”bema,” que era alto estrado donde se ponía la “silla curul” y desde donde se había de dar la sentencia jurídica romana. Así mandó ponerlo, delante del pretorio, en la plaza, poco después de Pilato, Gesio Floro, procurador de Judea, y a él vinieron “los pontífices” con las gentes principales, para un juicio público 13. Pilato se “sentó en su tribunal.” Esta forma era ya casi técnica (Mt 27:19; Act 12:21; 25:6-15) 14, para expresar la sentencia.

El sitio en que estaba Pilato era llamado en griego, “lugar pavimentado de grandes piedras,” y en arameo gab-batha o “lugar alto.” “De este patio, anónimo en Mc (15:16), Jn ha recogido las designaciones populares: pavimentado de grandes losas para los helenistas, pero gabbatha para los tradicionalistas judíos. Para no usar los vocablos grecorromanos: Antonia, Lithóstrotos, que les ofuscaban, los judíos afectaban conservar aquí el viejo nombre del término: “la altura, la colina.”

Jn precisará más: que esta condena fue dada en el “día de la parasceve (o preparación) de la Pascua.” Era el día 14 del mes de Nisán. Jn ha ido presentando a Cristo vinculado a las pascuas. Quiere destacar que va a ser inmolado como el verdadero cordero pascual (Jn 19:36). Al destacar aquí que era la preparación de la Pascua, debe de tener un intento especial, que se ve mejor al precisar la hora en que Pilato va a dar la sentencia de muerte de Cristo.

“Era como la hora sexta,” es decir, sobre el mediodía. Pero esta afirmación de Jn crea una dificultad ya célebre. Y es que los sinópticos suponen que Cristo está en la cruz ya en la “hora sexta” (Mt 27:45; Mc 15:33); y Mc dice expresamente que “era la hora de tercia cuando le crucificaron” (Mc 15:25). La solución es que los judíos, si dividían el día en contraposición a la noche, en doce horas, en el uso vulgar, por lo dificultoso que esto resultaba de precisar, se utilizaba la división de pnma (que comenzaba a la salida del sol), tertia (sobre las nueve), sexta (mediodía) y nona (tres de la tarde). Y estas horas populares eran valoradas con el margen de imprecisión a que estaban sujetas. Así, la “hora cuasi sexta” de Jn está de acuerdo con la “hora tercia” en que suponen que fue la condena de Cristo, ya que la crucifixión la suponen desde la hora sexta a la de nona (Mt 27:45; Mc 15:33). La de “tercia” era el período que iba aproximadamente de nueve de la mañana a mediodía. Y aunque aparecen también en el evangelio de Jn incidentalmente citadas algunas de las doce horas en que se dividía el día, resultaría que la hora de sexta, aun en esta hipótesis, era sobre el mediodía.

Al indicar Jn esta hora, junto con la”parasceve de la Pascua,” es posible que quiera, además de la precisión cronológica, destacar un sentido simbolista. Según la legislación rabínica, sobre el mediodía había de hacerse desaparecer de la casa el pan fermentado, para dar lugar a los ázimos de la Pascua. Es la preparación de la sustitución pascual. Acaso es lo que Jn quiera decir aquí: la condena de Cristo, en la “preparación” de la Pascua, es la preparación del verdadero cordero pascual, que pronto va a ser inmolado.

Pilato, “sentado” oficialmente en su tribunal para condenar a Cristo, resuelto ya a situarse él en los puestos del estrado, no perdona el sarcasmo de presentarles a Cristo como a rey de los judíos, haciéndoles ver, cínicamente, que él no quisiera crucificar a su rey. Pero los dirigentes de Israel piden brutalmente la crucifixión de Cristo, entusiasmados aún más por el sarcasmo de Pilato. En otra ocasión, Pilato — dice Filón — obró en un acto “menos por honrar a Tiberio que por disgustar al pueblo.” Y cuando le amenazaron con enviar acusaciones, estaba dudoso y “aun no quería dar gusto a estos hombres.”

Pero el sarcasmo de Pilato fue cortado por un envilecimiento aún mayor de “los príncipes de los sacerdotes,” al decirle que no tenían por rey más que al César. El pueblo teocrático que odiaba a Roma, porque les impedía el ejercicio pleno de la soberanía teocrática de Yahvé, por odio a Cristo y a la burla de Pilato, proclaman — ¡el sacerdocio! — que “no tienen por rey más que al César”: a Tiberio.

Se ha propuesto también que la frase de Jn: “Y sentó en el tribunal” no se refiere a Pilato, sino que éste sentó en el “tribunal” a Cristo. La posibilidad gramatical y filológica de esta hipótesis se ha hecho ver. El verbo usado puede tener sentido transitivo (Act 2:30; 1 Cor 6:4; Ef 1:20). Pero sería increíble que Pilato sentase a Cristo, por burla a los judíos, en su mismo tribunal, en su “silla curul.” Es increíble una mascarada en el tribunal oficial, por el sentido mismo de honor de Roma y por temor a una nueva delación. Ni pondría en ella a una víctima ensangrentada, donde inmediatamente él mismo tendría que sentarse para dar sentencia. Pero los que defienden esto hacen ver que el “bématos,” en general, era no sólo la “silla curul,” sino también el estrado en que aquella se ponía. Pilato habría hecho colocar a Cristo en su estrado. Cristo aparecería así como rey “entronizado.” Jn querría destacar este importante contenido teológico, pues el proceso de Cristo por Pilato juega casi todo él en el terreno de la realeza de Cristo. Cristo sería así proclamado y entronizado rey de los judíos. Y, en el estrado del procurador, Él era también juez de ellos. Al destacar esta escena, Jn querría evocar el tremendo contenido teológico, ya tratado en su evangelio, de Cristo “juez” y del “juicio” que, automáticamente, se hace al rechazar a Cristo (Jn 5:22.24.27; 9:39; 3:19; 12:48). Sería el gran cuadro de Cristo Rey-Juez.

Para ello se insiste en que la estructura de este pasaje lleva a ello — se le acusa de rey, coronación, Ecce-Homo — ; hasta el nombre de gabbatha, elevación, llevaría al simbolismo teológico de Jn, para hacer ver esta “elevación” de Cristo Rey-Juez, que terminará, triunfal mente, en la “elevación” de la cruz, con el título de rey sobre ella.

Incluso se insiste en que los versículos de “sentarse en el tribunal” no están trazados para indicar la condenación, que vendrá después, o mejor, que se supone (v.16), sino para burlarse Pilato, para realizar sin saberlo este “entronizamiento” real de Cristo. Es tema que aún es hipótesis.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Octubre de 2005

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