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“DEJARSE LLENAR DE ESPÍRITU SANTO”

El mismo Jesús nos lo ha dicho, el Espíritu Santo vive en nosotros. (Jn 14, 16-17)

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.   EL PARÁCLITO, EL ESPÍRITU SANTO, MI LEAL COMPAÑERO

Paráclito, viene de griego parakletos, traducido a  latín Consolator, es para nuestro castellano Consolador. Solo San Juan (14,16.26; 15,26; 16,7), trae este termino para referirse al Espíritu Santo; “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre,  (Jn 14, 26) y ha sido diversamente traducida como “abogado”, “intercesor”, “maestro”, “ayudante”, “consolador”. Yo quisiera que me permitieran agregarle una nueva denominación, “mi leal compañero”, Él es lo más constante que tengo, con Él no me siento huérfano de nada, Él está más dispuesto que nadie para acompañarme siempre, Jesús así nos lo dijo “y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre”, (Jn 14,16) El Espíritu Santo, me acompaña desde siempre, mi padre, pidió mi bautismo a los tres días de nacer, lo pidió para que Espíritu Santo viva siempre junto a mí, Él quiere estar a mi lado, el Espíritu Santo siempre está ahí para ayudarme, y aclara cuanta duda tenga, no tengo que estar siempre llamándolo ven, ven, ven, porque quiere regalarse sin límites. Qué gran amor del Señor, cuando nos dijo;  “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo”  (Jn 14,26) y en el Espíritu Santo he puesto mi vida, no le tengo que pedir hora y no conoce la agenda, siempre está al instante cuando quiero hablarle, porque vive en mi; “el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros”. (Jn 14, 16-17) El mismo Jesús nos lo ha dicho, el Espíritu Santo vive en nosotros.

2.   ESTAR LLENO DE ESPÍRITU SANTO

Todo el que se siente hijo de Dios, de da cuenta cuanto es amado por el Padre, y todo aquel que responde al amor que nos da Dios, no desea otra cosa más importante que estar lleno de Espíritu Santo y colmado de sus dones, es así como en nuestras oraciones, nos apasionamos en solicitarle al Padre que nos lo envíe para que este como nos prometió el Hijo, Nuestro bien amado Jesús,  “yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre” (Jn 14,16). Ciertamente, no poseer nada de El, es como tener un cuerpo sin el soplo de vida, en otras palabras, sin vida espiritual y nosotros como hijos de Dios, debemos permanecer allí donde el Espíritu Santo sea derramado;  “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. (Romanos (SBJ) 55)

3.   DEJARSE LLENAR DE ESPÍRITU SANTO

La obra del Espíritu Santo es silenciosa y suave, parece que no nos diéramos cuenta que actúa, pero sus efectos son palpables y cuando nuestro corazón se siente renovado y estimulado por el Espíritu de Dios, este se muestra en todo lo que hacemos, de ahí el beneficio de dejarse llenar por el Espíritu Santo y lleno de El, combatir el mal que nos afecta hoy a toda nuestra Iglesia.

Jesús nos expuso que; “cuando él venga, (El Espíritu Santo), convencerá al mundo en lo referente al pecado……en lo referente al pecado, porque no creen en mí” (Jn 16, 8-9). Aquí radican también todos los achaques de la Iglesia cuando en ella falta Espíritu. Por esa razón,  me parece que la solución a los problemas y trances que nos viene a nuestra Iglesia no pasan por una organización distinta, o en un cambio de métodos, lo que tiene que hacer, es vivir como en sus orígenes, es decir a su identidad más profunda, en otras palabras que todos los que somos Iglesia, cada uno de sus miembros, Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos y Religiosas y fieles laicos, acepten dejarse llenar de Espíritu Santo. Sin esta vida en el Espíritu todo lo demás será completamente infecundo.

4.   “RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO”

Tengamos presente, que Jesús, nos ha pedido recibir el Espíritu Santo, “Reciban el Espíritu Santo” (Jn 20, 19-23) la conversión, el  arrepentimiento y la contrición sincera por nuestros pecados, es una demostración de la obra del Espíritu Santo en cada uno de nosotros. Y es  así, como el pecado de la Iglesia de nuestros días, y nuestro pecado como miembros de la Iglesia, es intentar combatir el mal y los pecados con las armas de este mundo, esto es, con armas humanas, y lamentablemente, estas son impotentes e inútiles, por tanto, no dejemos de lado la fuerza infinita y omnipotente del Espíritu Santo. Una Iglesia o un cristiano que olvidan al Espíritu Santo, es una Iglesia o un cristiano que reniega de su identidad y de lo que les constituye como tal. Una Iglesia o un cristiano que olvidan al Espíritu Santo es como un cuerpo sin alma: está muerto, no tiene vida, no da fruto ni puede darlo.

5.   CADA UNO EN SU PROPIA LENGUAS, MILAGRO DE PENTECOSTÉS

Dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua.”  (Hech 2, 5-6). La pregunta es, si los que estaban congregados oían hablar a los demás es sus distintas  lenguas de origen y si era posible que cada uno escuchara al Espíritu en su propia lengua materna. Reflexionando sobre este aspecto, a mi me parece que aquí se produce un milagro, y este milagro de Pentecostés, consiste en que cada uno pudo comunicarse con el Espíritu con su propio dialecto o legua de origen. Más adelante se relata el siguiente hecho; “estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra. Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios.  (Hech 10, 45-46), y también se relata que habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas (¿Cada uno en sus leguas de origen?) y a profetizar.  (Hech 19,6)

Ciertamente, todo esto fue muy asombroso, cada oyente podía oír en su lengua, y esto, no debe hoy sorprendernos, porque tenemos una gran diversidad de idiomas, y esto no es un obstáculo para dar a conocer el evangelio ni mucho menos para que cada habitante de nuestra tierra, pueda libremente comunicarse con el Espíritu de Dios, porque así como permitió a los apóstoles llevar la buena noticia por todas partes, donde todos entendían sus palabras, y se convertía por miles; “Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas. (Hech 2,41)

6.   CUIDADO CON CONFUNDIRSE CON EL CARISMA DE LENGUA

Quizá este punto de vista, de aceptar o no que en reuniones de alabanza a Dios algunos hablen en lenguas extrañas y que nadie entiende, sea un tema controvertido, no obstante, es un tema que causa confusión y no significa que no aceptar esto sea algo malo, es cuestión de carisma. Pero como en las Escrituras Sagradas está la verdad, cada uno haga su propia reflexión de leer los textos más de una vez, y en especial, el texto de los 1 Corintios 14, 1-14.

San Pablo enseña que; “El que habla en lengua no habla a los hombres sino a Dios. En efecto, nadie le entiende: dice en espíritu cosas misteriosas. Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua, se edifica a sí mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea. Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticéis. Pues el que profetiza, supera al que habla en lenguas, a no ser que también interprete, para que la asamblea reciba edificación”.

Continúa San Pablo; Y ahora, hermanos, supongamos que yo vaya donde vosotros hablándoos en lenguas, ¿qué os aprovecharía yo, si mi palabra no os trajese ni revelación ni ciencia ni profecía ni enseñanza?” y mas adelante San Pablo añade; “si al hablar no pronunciáis palabras inteligibles, (claras y evidentes) ¿cómo se entenderá lo que decís? Es como si hablarais al viento. Hay en el mundo no sé cuántas variedades de lenguas, y nada hay sin lenguaje……Por tanto, el que habla en lengua, pida el don de interpretar. Porque si oro en lengua, mi espíritu ora, pero mi mente queda sin fruto. (1 Cor  14, 1-14)

Al leer el párrafo anterior, observamos que San Pablo no se refiere a un tipo de lengua desconocida, o tan rara, que nadie sabe de donde proviene, por lo que se puede entender que el apóstol se refiere a dialectos o lenguas maternas, de tal modo que solo la comprende quien la habla. Por está razón, creo que San Pablo se refiere a lenguajes o idioma de los extranjeros; “Por hombres de lenguas extrañas y por boca de extraños hablaré yo a este pueblo”   (1 Cor 14,21)

7.   DIVERSIDAD DE CARISMA Y A CADA UNO DISTINTOS DONES

Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo;  (1 Cor 12, 4-5), y mas adelante San Pablo nos dice que; “A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad”. (1 Cor (SBJ) 12, 7-11).

Por tanto, comprendemos a través de las enseñanzas de San Pablo, que el Espíritu Santo a cada uno nos concede distintos dones, por cuanto no podemos presionar o tratar que otros hermanos tengan necesariamente el mismo don que se nos ha entregado a cada uno de nosotros, como tampoco me parece prudente obligar o insistir a que otros hermanos pasen por una determinada experiencia en concordancia con un don particular, es decir, cada cual habrá de recibir los dones que le otorga el Espíritu Santo, de forma libre y sin ninguna presión nuestra, o de nadie en particular. Creo que sería demasiado arrogante decir, yo te enseñaré a dialogar con el Espíritu Santo. Sin embargo no olvidemos que; “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor! sino con el Espíritu Santo” (1 Cor 12,3)

ORACION

Sopla sobre mí, Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos sean santos.

Actúa en mi, Espíritu Santo, para que también mi trabajo sea santo.

Induce mi corazón, Espíritu Santo, para que ame solamente a aquello que es santo.

Fortaléceme, Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo.

Guárdame, Espíritu Santo, para que yo siempre sea santo.

ACCION

Repitamos con frecuencia y vivamos la Palabra: “Quédate siempre conmigo Espíritu Santo, llena mí corazón, te pido que esa llama viva de amor que me regalas, no se extinga nunca”

Que Espíritu Santo viva en vuestros corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Día de Pentecostés, mayo 2012

Articulo publicado en este Link; ESPIRITU SANTO


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Fuentes: Algunos comentarios de la Biblia Nácar Colunga, y Sagrada Biblia de Jerusalén (SBJ)

 

www.caminando-con-jesus.org

www.caminando-con-maria.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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